Monólogo - 'el creador'

Oscuridad, soledad, “desparche”, en fin, múltiples e inexplicables eran mis sensaciones en aquella época encaminada al vacío impotente y pasivo. Indudablemente para mí no existía la más remota ideade Color, sinónimo de la Vida que hoy en día sé que corre por mis venas adictamente rehabilitadas, y tengo la fortuna de compartir con todos ustedes.

En realidad, debo reconocer que además de habersido un holgazán, un completo vagabundo, majadero, vicioso, y tras de todo, pendejo con ceguera mental; estaba a un paso de darle fin a todas mis penas en lo más recóndito de uno de los elementos queeste pechito había creado, el Agua.

De pronto se escucha un ruido que llama por completo mi atención. Por un momento, supuse que se trataba de uno de los estruendosos relámpagos que causocada vez que dejo caer mi plato de “Choco Krispis”, por andar pendiente de la esbelta y ardiente figura de Venus cuando pasea por mi lado, quien gracias a mí, no es madrugadora y la puedo contemplardespués de que me levante a las 11am.

Pero ¡no!, esta vez no venía la seductora Venus (que como se pueden dar cuenta, “era con la única” que podía recrear la vista, debido a que antesconsideraba a sus otras amigas demasiado insípidas y más feas que pezuña con pelo); ahora se trataba de algo nunca antes visto por estos ojos que jamás se han de comer los gusanos.

¡Miércoles!...elplaneta Tierra, sí ese que se encuentra a unos 150 millones de kilómetros del parcero Sol, no manifiesta revolución alguna y un destello de luz se apodera impacientemente de todo el universo.

De lainmensidad de los mares, un cien número de peces que se organizan perfectamente en interminables cadenas con una velocidad mayor a la de la luz, se elevan y me atan de pies a cabeza. Aterrorizado,comienzo a sentir la debilidad que me generan, pero al mismo tiempo se vislumbra un despertar que antes no había experimentado, tal vez la calidez que tanto anhelaba.

Luego, las cadenas se...