MUESTRA DE MANIQUIES INTERVENIDOS
Empezamos sacándonos el corset a principios del siglo XX; estudiamos; fuimos profesionales; nos despojamos hasta del corpiño en los sesenta ("La utopía ética: universidad y sociedad"), justo cuando, junto a los hombres, propiciamos la revoluciónsexual.
Ya no nos seducía ser la Virgen ni el Ángel ("El errante Ángelus Novus") del Hogar, tiramos la virginidad ("La virginidad: reconstrucción o deconstrucción") -lo que es bueno- por la borda, junto con algunos otros detalles -a estos detalles habría que revisarlos.
Una de las cuestiones con las que más orgullosas estamos es la moda ("Moda femenina y sexualidad: un enfoque psicosexual"):ya no nos interesa vestirnos y peinarnos igual o usar los mismos zapatos de las actrices y modelos ("Lolita").
Nos rapamos o nos dejamos el pelo larguísimo; usamos faldas o pantalones, y ya no parecemos uniformadas.
Algunas de nosotras se pintan y otras no, y hemos logrado que nadie se escandalice por el exceso o por la falta.
Pero la jaula permanece allí
Sin embargo, no nos hemoslibrado de las rejas.
Hemos pasado de una a otra prisión ("Criminología de la mujer costarricense"), y la nueva es tal vez más insoportable.
No importa cubierta de qué telas ("Hilados"), u ornada de cabellos rubios o negros, cortos o largos, nuestra triste celda es una idea, una tendencia, una exigencia mucho mayor que taparse los tobillos.
Estamos presas de la necesidad, de la urgencia (anuestro parecer) de un cuerpo perfecto, según la perfección de nuestro tiempo.
La "perfección" de nuestro tiempo es extrema delgadez, sin olvidar unir a ella un busto amplio y una cola notable.
Casi, un imposible. ¿No es injusto?
Sueños, y sólo sueños, de libertad
Estamos expuestas a presiones tan fuertes en materia estética ("Estética") que pocas son las que pueden ser tan libres("La libertad") como todas nos proclamamos.
Levantarse, ducharse, ponerse un vestidito y salir a la calle sin mirarse al espejo es un sueño de muchas pero una realidad de muy pocas.
En general, es la realidad de las que nacieron bellas y delgadas según el modelo estándar.
En poquísimos casos, de aquellas a quienes no les importa entrar en el estándar de bellas y delgadas.
La belleza esrelax
¡Y son tan lindas las mujeres despreocupadas, relajadas!
¿Algo mejor que una auténtica sonrisa, sin cirugías ("Los mutantes de la cirugía estética. El credo de las apariencias") que "tiren" y roben expresión?
¿Algo más fresco que la risa de las mujeres que no tienen la angustia de contar calorías, y que se muestran como son, con el aliento suave de las que, además, no usanedulcorantes que dejan la boca con un gusto amargo y resentido?
Tal vez esté exagerando; a veces es necesario tomar edulcorante ("Diabetes") y contar calorías, por salud... Pero sólo por eso es encomiable.
Es cierto que las mujeres (”Mujeres, globalización y reciprocidad“) nos hemos liberado de variados tabúes e inhibiciones (”¿Tapas Triple XXX?“).
Empezamos sacándonos el corset a principios delsiglo XX; estudiamos; fuimos profesionales; nos despojamos hasta del corpiño en los sesenta (”La utopía ética: universidad y sociedad“), justo cuando, junto a los hombres, propiciamos la revolución sexual.
Ya no nos seducía ser la Virgen ni el Ángel (”El errante Ángelus Novus“) del Hogar, tiramos la virginidad (”La virginidad: reconstrucción o deconstrucción“) -lo que es bueno- por la borda, juntocon algunos otros detalles -a estos detalles habría que revisarlos.
Una de las cuestiones con las que más orgullosas estamos es la moda (”Moda femenina y sexualidad: un enfoque psicosexual“): ya no nos interesa vestirnos y peinarnos igual o usar los mismos zapatos de las actrices y modelos (”Lolita“).
Nos rapamos o nos dejamos el pelo larguísimo; usamos faldas o pantalones, y ya no parecemos...
Regístrate para leer el documento completo.