Musica

Narrador: A la mañana siguiente la dolorida madre no pudo abandonar el lecho; médicos y enfermeras la cuidaban, y de cuando en cuando cambiaban chuchicheosentre ellos; no podía permitirse que Abby entrase en la habitación; le dijeron que corriese y jugase, que mama estaba muy enferma. La niña envuelta en ropas deinvierno, salió a la calle y jugó durante un rato; luego le pareció muy extraño, y también muy injusto, el que un momento como aquel. Era preciso remediarlo;lo haría ella misma en persona.
Una hora después, los miembros del Tribunal Marcial fueron introducidos a presencia del Lord General. Este los recibió, severoy erguido, con los nudillos apoyados en la mesa, y les indico que estaba preparado a escucharlos. El que hacía de portavoz dijo: Les hemos instado a quemeditasen de nuevo; se lo hemos suplicado; pero insisten. No están dispuestos a echar suertes. Morirán antes que marchar su religión.
Narrador: El rostro delprotector se ensombreció, pero no dijo nada. Permaneció un ratose sumido en sus pensamientos y dijo después:
No moriran todos; se echaran las suertes, aunque nolas saquen ellos mismos. Traedlos a ese cuarto de ahí al lado. Colocadlos en fila, vueltos de cara hacia la pared y con las muñecas en la espalda… Y avisadmecuando estén preparados.
Narrador: Cuando se vio a solas se sentó, y luego dio esta orden a su ayudante: Id y traedme al primer niño o niña que cruce pordelante de la casa.
Narrador: Apenas salido por la puerta, el ayudante regreso otra vez, llevando de la mano a Abby, que tenia las ropas espolvoreadas de nieve.