My Historia

Hace ya tres años que murió mi mujer, y con ella, un pedazo de mi ilusión y gran parte de mi felicidad. Aun así, desde el primer momento, sabía que tendría que mantenerme fuerte, por mi hija.
El Belivismo
No tengo tiempo para preguntas, además, se que ninguna de ellas tendrá una respuesta válida, segura, o al menos, que me levante el ánimo.
Estoy conduciendo muy rápidamente, demasiadoquizás, pero sinceramente no me importa lo mas mínimo, y si, lo sé, es la respuesta que habría dado un adolescente, que no tiene idea de cómo es la vida, que piensa que ha sufrido demasiado, que esta, en parte, arto de ella. Pero así es como me siento en este momento. Mi vida ya esta arruinada y, lo peor es que no hay solución. ¿Qué es un hombre sin su mujer y su hija enferma? Nada, absolutamente nada.Pero, por si eso no fuera suficiente, lo que más me duele es el hecho de que se lo que pasa, de que estoy al corriente de cada detalle, y no puedo hacer nada, no puedo salvar a mi pequeña, y eso me mata. ¿De qué sirven años en el mundo de la medicina si luego no puedes salvar a la única persona que tienes en este mundo? De nada. Llevo años en ese mundo, he salvado millones de vidas, y saber queno puedo salvar la de mi propia princesa, es realmente desconcertante.
Aun recuerdo ese día como si fuera ayer, aunque ya han pasado dos años, y tres meses. No logro borrármelo de la memoria por más que lo intente, ni un solo recuerdo, ni un llanto, ni un susto, ni ninguna cara, nada es capaz de irse de mi cabeza.
Recordar esas lágrimas inocentes, llenas de miedo, temblores y desesperacióncayendo de los ojos de mi hija, me rompe el corazón. Las mejillas de Caitlin tienen un toque rojizo, siempre parece que se esté ruborizando, pero ese día se veían apagadas. Tenía mucho dolor, en mi vida la había visto tan afectada. Y aunque le repetía que no se preocupara, que todo estaba bien, sabía que yo no podría bajar la guardia.
Desde entonces, he intentado sacarle siempre unasonrisa, siempre, en cada momento, cada segundo que pasaba, lo único que quería era verla sonreír, verla feliz. He dejado de lado a mi trabajo para poder pasar más tiempo con ella. Sabiendo que un día u otro, ya no tendré más oportunidad para ello.
Han pasado ya 24 meses desde esa ideología, ese pensamiento, ese sentimiento en el que la idea principal era su felicidad.
Ahora, soy una personatotalmente enganchada a su hija, sin poder pasar ni un minuto sin su presencia. Y me mata la idea de que este podría ser el ultimo día con ella, de que se acabase mañana, sin previo aviso, mi hija ya no daría un latido nunca más, el cielo me la arrebataría.
De camino a casa me doy cuenta de que lo que estoy haciendo, es algo que, como médico, nunca tendría que hacer ni siquiera se me pasaría por lacabeza. Nada de lo que estoy haciendo salvará la vida de mi hija. Y no me importa que digan que es tarde. No es tarde, nunca lo es.
Doy una vuelta brusca al volante, dispuesto a dirigirme hacia mi laboratorio. En este momento, no me arrepiento de no haberlo vendido junto a todo lo demás, es más, estoy orgulloso de ello.
Por ella, pienso. Abriré las puertas que sean necesarias, nada serádemasiado. A dios pongo por testigo, que no me rendiré.
A esta investigación la llamaré ‘Belivismo’, básicamente porque la palabra favorita de Caitlin, es Believe.
En una mesita, al fondo de la sala veo mi antigua libreta, allí apuntaba siempre mis apuntes, de mis investigaciones o simplemente la lista de la compra, era como mi segundo cerebro.
Sigue igual, no hay ningún cambio en ella, nisiquiera el lugar donde la deje, mis compañeros sabían que acabaría volviendo, y, de una cosa estaba convencido; no les iba a defraudar.
Apunto en ella todos los apuntes de la enfermedad de mi hija; síntomas, peligros, subidas y bajadas de su fiebre [40,39,38,41,42,37,40].
Sin saber que iba a encontrar, busco las estadísticas en internet y encuentro victimas, enfermos, familias con la misma...