nada
El desprecio a la muerte no está reñido con el culto que le profesemos. Ella está presente en nuestras fiestas, en nuestros juegos, en nuestros amores y en nuestros pensamientos. Morir ymatar son ideas que pocas veces nos abandonan. La muerte nos seduce. La fascinación que ejerce sobre nosotros quizá brote de nuestro hermetismo y de la furia con que lo rompemos. La presión de nuestravitalidad, constreñida a expresarse en formas que las traicionan, explica el carácter mortal, agresivo o suicida, de nuestras explosiones. Cuando estallamos, además, tocamos el punto más alto de latensión, rozamos el vértice vibrante de la vida. Y allí, en la altura de ese frenesí, sentimos el vértigo: la muerte nos atrae.
Por otra parte, la muerte nos venga de la vida, la desnuda de todas susvanidades y pretensiones y la convierte en lo que es: unos huesos mundos y una mueca espantable. En un mundo cerrado y sin salida, en donde todo es muerte, lo único valioso es la muerte. Pero afirmamosalgo negativo. Calaveras de azúcar o de papel de china, esqueletos coloridos de fuegos de artificio, nuestras representaciones populares son siempre burla de la vida, afirmación de la nadería e...
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