Nada

Modos de Representación en el Cine Contemporáneo
El cine (de la era y sobre lo) digital
Como “el Reino de las sombras” definió Máximo Gorki el cinematógrafo en 1896: “Un
mundo sin sonido, sin color (…) No es la vida sino su sombra, no es el movimiento sino
su espectro silencioso (…) Ante ti se despliega una vida, una vida carente de palabras y
despojada del espectro de los colores vitales:una vida gris, muda, desolada y lúgubre.
La visión es espantosa, porque lo que se mueve son sombras, nada más que sombras”. Y
más o menos medio siglo después, Jean Cocteau calificaba la tarea del dispositivo de
captación de imágenes en movimiento, y de ese aparato que restituye la impresión de
realidad que es el proyector, ahondando en la idea de la carencia, al afirmar, con una
ferocidadcrudísima, que el cine “enseña a la muerte haciendo su trabajo”.
La continuidad entre ambas formulaciones, y su consanguinidad con la poética que
contemporáneamente a la segunda iba a esbozar André Bazin (y, con ello, sentando las
bases para un discurso totémico acerca de la esencia del audiovisual), resulta patente;
como también lo son las concomitancias de lo anterior con los principaleslatiguillos
que actualmente resuenan cuando las voces que se pretenden más dispares y antagónicas
concretan, a menudo de manera impresionista (y la paradoja no es un error), en qué
consiste esa entelequia que se conoce como cine digital: último estadio, hasta la fecha,
en la historia de otro objeto ideal, como es el cine mismo, y apoteosis de una
postmodernidad que, cuarenta años después de suapertura, comienza a mostrar signos
de agotamiento; y es que, si el régimen neobarroco representaba ya en sus inicios una
huída hacia delante que privilegiaba la mixtura, la fragmentariedad y el esteticismo
como prácticas de un método destinado a entretener a toda costa, a servir a un
subterfugio y contentar al público con sucedáneos gratificantes, las características del
modelo transnacionalactual (formalismo extremo; proliferación de series y secuelas,
remakes y adaptaciones; hibridaciones con otros soportes y conversión de las películas
en piezas de sinergias en el marco de grandes campañas de marketing; tipificación de
ciertos recursos narrativas y genéricas, como los finales sorpresa, la condición delirante
y onírica de los relatos, la evidencia demiúrgica…) constituyen lasprolongaciones
naturales de aquéllas.
Por eso el cine actual radicaliza las constantes del cine postmoderno y, en tanto en
cuanto entona una oda (a menudo explícita y metafórica) al poder del propio artificio
fílmico para trascender una vida que se representa como decepcionante, viciada y
perdida en un bosque de representaciones, y llama a replegarse en un espectáculo
ficcional que se sabefalso pero al menos resulta estructurado y habitable, inteligible y
transitivo, podemos concluir que se trata de un arte emotivo, referencialista (que pena
por recuperar el clasicismo como escritura por antonomasia, a la búsqueda de la
consecución de la falsa regla de tres según la cual si se reconstruyera el estilo
equilibrado de un tiempo perdido se restituiría ese universo), inverosímil,lúdico,
enrevesado, ceremonioso, redentorista, mixtificador y, en fin, tan ambiguo como
nuestro convulso presente.
Debatiéndose en esa eterna esquizofrenia de reconocerse a la sombra de gigantes con
los cuales se sabe tan dañino como erróneo querer parangonarse, el cine actual se recrea
en la nostalgia de las cimas alcanzadas utilizando los materiales nobles (el soporte
fotoquímico) y, almismo tiempo, sueña con hacer borrón y cuenta nueva y consumar un
relevo tecnológico (del que la implantación del 3-D constituye un epígono recurrente
ahora reavivado) en el que tiene cifradas unas ansias de trascendencia muy complejas,
que abarcan de la autoría total a la plena interacción. Mientras tanto, se conforma con
una evocación narrativizada de ese horizonte (de ahí la condición...