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EL PRECIO DE LA HISTORIA

La Candelaria siempre me pareció inquietante, se me erizaba la piel cuando pensaba en todas las historias que este barrio albergaba, todos los misterios sin resolver ytodas las muertes e injusticias que han presenciado las imponentes calles que componen la localidad. Comencé a obsesionarme con la idea de entender la profundidad de estos sentimientos, era algo nuevopara mí, algo que nunca antes había sentido. Mi indagación se quedaba en las ganas, temeroso por lo que pudiera encontrar, pero fue una noche de agosto la que determinó mi destino. Me encontrabapensativo y somnoliento en la cálida comodidad de mi cama, no sabía las razones exactas de mi insomnio, hasta cuando por fin pude dormir; o por lo menos era lo que en ese momento creía, sentí como si cayeraen un pozo, uno sin final, me sentía placenteramente descansado, nada perturbaba la tranquilidad que sentía en ese momento. De un momento a otro me encontré en el Chorro de Quevedo, aquel lugarinsigne del centro de la ciudad, no parecía nada diferente a otros sueños que había tenido, pero de pronto comenzó un estrepitoso sonido que me llegaba hasta los más profundo del alma, era la campana de laErmita de San Miguel del Príncipe, el ruido hacía que mis oídos sangraran y por más que lo deseaba, no se detenía.

Repentinamente las campanas se detuvieron, dejando en el ambiente un silbido queperduró por unos cuantos minutos, mientras tanto yo me encontraba en cuclillas, cubriendo mi cabeza contra mis piernas como si esto me pudiera llevar de nuevo a la realidad, una luz blanca que meatravesaba los párpados me decía que estaba de vuelta, pero cuando abrí los ojos, encontré algo que me demostraba lo contrario, un indígena me observaba con ojos de tristeza, como si me pidiera un favor,extrañamente no sentí temor, su ojos se clavaron directamente en mi alma, apaciguando el miedo.

Me desperté empapado en sudor, aquello había sido más que un sueño, todo había sido muy real....