Nellie Campobello

Nellie Campobello
Por Marina Azuela

Tarde de Mercurio, alada sobre sandalias de punta ha venido para ustedes Nellie Campobello

Dicen que soy brusca
Que no sé lo que digo
Porque vine de allá.
Ellos dicen que de la montaña oscura.
Yo sé que vine
De una claridad.
Entrar a la vida de Nellie Campobello es como perderse en un laberinto borgiano, sin el hilo de Ariadna, en un corredorinterminable de meandros.
Burló a todos con su nombre, su año de nacimiento, sus amores, sus orígenes. Sin embargo, gracias a la inteligencia generosa de muchos de sus estudiosos se concluye que no nació como afirmaba en el año de 1909 y que asegura Germán List Arzubide, uno de sus tantos enamorados, sino en 1900, como señalan los libros de la iglesia, un 7 de noviembre en Villa Ocampo, Durango.María Francisca Moya Luna, se nombró Nellie por una perrita que quería mucho allá en Parral y que aparece en su obra cumbre, Cartucho o quizás, como sostienen Jesús Vargas Valdés y Flor García Rufino, por la impresión que le causó Nellie Bell, una bailarina que llegó al Teatro de los Héroes, allá en Chihuahua.
Su madre fue Rafaela Luna, a quien más tarde le dedicará ese libro bellísimo que se llamaLas Manos de mamá. Ella, como la nombra es esbelta como las flores de la sierra cuando danzan mecidas por el viento (…) Un himno, un amanecer toda Ella era. Los trigales se reflejaban en sus ojos, cuando sus manos, en el trabajo, se apretaban sobre las espigas doradas y formaban ramilletes que se volvían tortillas húmedas de lágrimas”. Dicen que su padre fue Felipe de Jesús Moya, sobrino de sumadre, pero que ante el rechazo de la hermana, nunca se pudieron casar. Y así Nellie creció sin su padre. Algún atrevido, como Hugo Margain, afirma que la verdad es que fue hija del mismísimo Pancho Villa, de ahí su nombre y el amor desbocado hacia la figura del Centauro. Su abuelo, Papá Grande, fue la figura paterna. Lo admiraba, “porque dice que llevaba con él la belleza de las sierras y porquesimplificaba el misterio de la vida cantándole a la aurora”.
En su niñez se acurrucó la pobreza, “¿Nosotros? ¿El hambre? ¿Tortillas de harina, carne asada? Podíamos cerrar los ojos hasta la mañana siguiente. Mamá; fue usted nuestra artista; supo borrar para siempre de la vida de sus hijos la tristeza y el hambre de pan –pan que a veces no había para nadie, pero no nos hacía falta–. Usted lograbahacernos olvidar lo que para nosotros era casi un imposible”. Cómo recordaba sus manos, “las que trenzaron nuestro cabello, las que lavaron nuestra cara y nos secaron los ojos y las que hicieron florecer el trigo en racimos de tortillas”.
La madre no le contaba a sus hijos cuentos de hadas y de príncipes, sino las historias que veía en las calles en los tiempos de la Revolución: los muertos, lasdescargas de los rifles, los heridos, los hombres que pasaban corriendo en sus caballos, los gritos de los soldados, las banderas mugrosas, las noches sin estrellas. Por eso, le dedicó a Ella, Cartucho: “A Mamá, que me regaló cuentos verdaderos en un país donde se fabrican leyendas y donde la gente vive adormecida de dolor oyéndolas”.
Creció en Villa Ocampo, en su majestuoso silencio de trigo y deduraznos. Lo tuvo siempre en la memoria del cariño: “En el hueco de mis manos/ presos quisiera tener/ los murmullos de tus aguas/ y aspirarlos con mis huesos,/ bebérmelos con el alma./ Quisiera estar en tu orilla, orillas de tu corriente; quisiera besar tu cara para decirte otra vez:/ ‘Mira hacia mí, padre río,/ mírame, que soy tu niña’”.

Careció de educación formal y aprendió a leer en laBiblia y casi de milagro: Ella sentía Las peñas, los cerros, las huertas eran su refugio. Y no quería ir a la escuela. ¿Por qué habría yo de estar frente a gentes regañonas? Allí sólo se va a sufrir, a distinguir clases, a aguantar la enfermedad de algunos maestros. (…) No, no, no ¿Estos seres enfermos son los que tienen que formar el espíritu de los niños? No, no. Pero en realidad yo no sabía por...