Neoconservadurismo

6.4. La democracia como experiencia vital.

La democracia es, efectivamente, una experiencia política vital de una sociedad que reclama el comportamiento racional de las fuerzas políticas que participan de su construcción y consolidación. Pero el comportamiento racional no significa que se olvide que la política será por siempre política, es decir, actos humanos en los que participan también ycon igual rango el interés y la pasión. La sociedad moderna de masas no es la que cuestionó José Ortega y Gasset y tantos otros pensadores que la han pensado como una sociedad despreciable por la alienación o irracionalidad que la define o determina históricamente. No es tampoco un peligro como lo afirmó el filósofo madrileño; ni el resultado de un anonimato salvaje. Si bien esta sociedad no es laidealizada por la tradición ilustrada (una sociedad crítica y activa), sí es una sociedad que no deja de generar sus propios campos problemáticos a partir de una irredenta vocación que se puede disparar hacia cualquier lado. Por ello, si algún significado o sentido se le otorga a la democracia como aspiración a dotar de contenido específico al centro, a ese espacio e imaginario políticopretenciosamente neutral, es el siguiente: no permitir que en un régimen democrático se polaricen las cosas a grado tal que la sociedad tenga que optar entre una revolución radical de derecha o por una revolución radical de izquierda.
Lo que hasta ahora hemos aprendido de la política es que ninguna sociedad --independientemente de sus aspiraciones democráticas-- es posible gobernarla desde unaneutralidad política. Menos aún cuando sabemos que hasta hoy la democracia realmente existente no deja de ser lo que ha sido desde sus orígenes: un método de dominación de las oligarquías y/o sustitución de las elites. Pero, si algún sentido tiene hoy la democracia, éste no puede ser otro que la producción de un sentido de la política en que se pretende cambiar todo a partir de otros criterios, fundamentosy métodos para la legitimidad del poder político. Cosa que no dudamos que signifique darle a la política una nueva oportunidad que posiblemente sea la última que conozcamos pues, por un lado, el fantasma del pasado, de nuestro reciente Ancien Régime, no deja de rondar en estos nuevos avatares democráticos y, por otro; el fantasma de un radicalismo político de signo indefinido pero que enparticular al parecer se dispara hacia el neofascismo, tiende a ser más marcado cada día. Esto puede ser una nueva realidad política producto, en efecto, de un cierto desencanto democrático, de la eterna siesta de indiferencia de las masas o de una crisis radical de la legitimidad.
La eventual instalación del neofascismo no es solamente signo del proceso de derechización de las sociedades democráticas nitampoco producto de la colonización de las conciencias y de la inteligencia en la actual fase de la sociedad de masas. Por ser --desde nuestro punto de vista y de acuerdo con lo que alguna vez afirmó con dotes proféticas Raymond Aron--, la conclusión a la que tarde o temprano deberían llegar las pautas neoconservadoras de la economía. La posibilidad de modificar esta tendencia es no permitir quela voluntad de poder correspondiente a este proceso de derechización, se reproduzca degradando o humillando sensiblemente a la sociedad. Esto equivale a no reconocer como legítimos los actos y las acciones del poder aunque tengan por apoyadura un cristalino respaldo legal. La arbitrariedad es aquí algo que puede estar legalmente constituido, pero que es ilegítima en la medida en que afectasensiblemente al consentimiento de los gobernados.
Los actuales movimientos y procesos democráticos generan un cúmulo de expectativas con relación a la necesidad del cambio social. Sin duda alguna el debate en torno a la legitimidad del poder político es incomprensible si no se toman seriamente estas expectativas. Pero sin saber a ciencia cierta cuál es el destino de la democracia, lo que sí se...