Ninguno.

27 de noviembre, 1931. Marsella, Francia.
Faltaban menos de cinco minutos para que la ultima función de la noche comenzara, el director aun se encontraba afuera intentando atraer el mayor número deespectadores. Era nuestra primera noche en Marsella, Francia; una ciudad excepcional sin duda. Podía escuchar el parlotear de la gente, observaba a cada uno de las personas que estaban a mialrededor, corriendo de un lado a otro buscando las cosas que le eran necesarias para su actuación. Yo, simplemente estaba lista; me mire en un trozo de cristal quebrado que estaba a mis pies, llevaba dos añosaquí atrapada, dos años de mi vida como “La Dama & Él Caballero” aun recuerdo como fue que termine en esta carpa desgastada, era como si reviviera la tarde de aquel invierno del año 1929; la nievecaía y yo corría, si corría de mi pasado.
Mis piernas cansadas me impedían seguir corriendo, me era imposible dar un paso mas. Caí sobre la fría nieve esperando que la muerte llegara por mi endemoniadaalma. Aun recuerdo las burlas de las personas, los gritos de terror al verme en los mercados – ¡La hija del demonio!—los escuchaba murmurar o más bien gritar a mis espaldas, yo no había pedido habernacido así, yo no deseaba nacer así. Estaba cansada, demasiado cansada; mi corazón se quería detener y acabar con mi sufrimiento, pero algo evitaba mi tan esperada muerte. El frío congelaba hasta laultima gota de mi sangre, observaba como los copos de nieve caían a mi alrededor, bailaban con gracia mientras se burlaban de mí, intentaba atrapar uno con mi lengua, pero nisiquiera tenía fuerza paraeso, había llegado a las afueras de Petogrado corriendo; huyendo de aquella bestia que me tenía presa en esa casa, estaba harta, desorientada y más que nada, cansada. Era y soy un fenómeno, unfenómeno que no tiene lugar en este mundo, un demonio. Escuchaba una respiración, había alguien más.
—Hola—era un hombre, una voz joven y jovial, se acercaba a mi; de nada serviría huir si no puedo...