Noche Boca arriba Alazraki

Relectura de "La noche boca arriba"
Author(s): Jaime Alazraki
Source: Revista Hispánica Moderna, Año 49, No. 2, Homenaje a Susana Redondo de Feldman (Dec.,
1996), pp. 227-231
Published by: University of Pennsylvania Press
Stable URL: http://www.jstor.org/stable/30203407
Accessed: 27-08-2015 17:18 UTC

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RELECTURADE "LANOCHE BOCA ARRIBA"

Me apasionael hoy pero siempre desde el ayer, y es
asi c6mo a mi edad el pasado sevuelve presente y el presente es un extrafioy confuso futuro.
Rayuela

EN varias ocasiones Julio Cortazar habl6 de la porosidadcomo un estado en el
que la corteza de la costumbre cede a lo abierto y nos permite saltar de la esclavitud del diccionario del uso a la libertad de la analogia, del orden a la
aventura. "Por el jazz -dijo- salgo siempre a lo abierto, me libro del cangrejo
de lo id~nticopara ganar esponja y simultaneidad porosa, una participaci6n
que en esa noche de Lester era un ir y venir de pedazos de estrellas...". 1 De
nada servirfa la superficie porosa sin el elemento que busca ser absorbido y la
esponja s61o funciona cuando un medio liquido la impregna. Cuando la esponja absorbe lo otro, hay pasaje. Julio cruzaba puentes y tendia puentes, era
esponja y sustancia absorbente.Salia de sus lecturas enriquecido y dejaba en lo
que escribia sus propios atisbos, es decir esa riqueza que su inteligencia y su
imaginaci6n, su vida y sus suefios le fueron dejando como un legado que 61
convertia en novela, cuento, poema o reflexi6n. Implicito en ellos estaba la invitaci6n a ser esponja, a salirse del "cangrejo de lo id6ntico para ganar esponja". En sus textos iba abriendocompartimientos-c6mplices, gavetas secretas, insospechados doble-fondos para lectores dispuestos a un juego participatorio
que consiste en descubrir ese fondo que espera debajo del primero o en abrir
esa gaveta ignorada en las primeras lecturas. El que no juega no puede ganar
el juego. Pero para aquellos que entran en el juego hay la promesa de alguna
clave en el fondo de esa gaveta que de pronto seabre (porque hemos jugado
bien) para revelarnos la pieza que faltaba, la palabra ausente, el silencio descifrado.
En la obra de Julio Cortaizar-concebida como una buisqueda ya presente
en eljuvenil ensayo sobre Rimbaud de 1941 y montada como una arquitectura
en que cada plinto, columna o arquitrabe es parte integral del edificio y contribuye, a su vez, a definir sus espacios, a crearlos- no haypagina gratuita, no hay
palabra que no sea c6lula de ese tejido total que es la obra en su condici6n de
texto.
Tambidn su correspondencia forma parte de ese tejido. Julio fue el primero en advertir que aislar hasta divorciar un texto de otro por su vehiculo gen6rico era una forma de ceguera o, por lo menos, de miopia, "puesto que la actitud central es la misma (en cuento y novela) y lo inico disimilson las perspectivas en que se situiael autor para multiplicar sus posibilidades intersticiales". 2
Por eso insisti6 que sus narraciones breves "son en su mayoria de la misma es1

Julio Cortaizar,La vuelta al dia en ochentamundos(Mexico: Siglo XXI, 1967), 7.

2 Ibid., 25.

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