Novela
Capítulo Uno
“El que puede cambiar sus pensamientos puede cambiar su destino.” - Stephen Crane
Era ya la tercera vez que escuchaba a mi abuelo Stefano recitarme la frase célebre de Stephen Crane en este mismo día. Con eso se refería a que si cambiaba mis pensamientos, ¿no estaría despertándomepara ayudarlos hoy?
“Pensé que habías aceptado ayudarnos a tu abuela y a mi en este día, Vale.” Me recuerda-medio regaña. Si bien fuera por mi no estaría despierta a las seis de la mañana en un sábado pero tal y como lo acaba de decir mi abuelo, acepté, muy en contra de mi propia voluntad, ayudarles a arreglar el restaurante que, muy a mi pesar, he atendido junto con ellos desde los 12 años.“No recuerdo haber aceptado levantarme a ésta hora, abuelo.” Murmuro por debajo de mi aliento al mismo tiempo que cubro mi cabeza con la sábana blanca de mi cama. Realmente estoy agotada por el turno que cubrí ayer en la noche en el restaurante que tal vez debería considerar la ligera posibilidad de no ayudarles con nada hoy.
“Valentina Bartoli.” Sé que mi abuelo está enojado por la forma en la queme llama por mi nombre completo. Pienso decirle algo pero decido sabiamente quedarme callada y esperar a que se calme. “Hija, no estaría pidiéndote tu ayuda si en verdad no la necesitáramos.” Su voz suena más bajita, cansada y ronca de lo habitual y eso por alguna razón me hace sentir mal. Mientras alejo la sábana de mi cara y me preparo para encontrarme con el par de ojos más azules que he vistoen toda mi vida, maquilo el mejor de los planes para desaparecerme justo cuando llegue el momento en el que escuche ‘necesitamos a Valentina’.
“Está bien. Ayudaré, abuelo.” Le contesto después de segundos en constante silencio. Aún no tengo idea de qué es exactamente lo que voy a hacer para librarme de esta pero algo se me ocurrirá. “Pero entonces quiero algo a cambio.” Lo veo poner los ojos enblanco y la risita que me provoca su reacción es imposible de esconder. “Dame una semana de vacaciones.” Apenas me escucha decirle eso y parece ser como si hubiera visto a un fantasma. “Después de hoy.” Agrego y con eso se asusta aún más.
“Quisiera poder decirte que sí, Vale, pero…” Aún y que parece estar dudando de mi petición sé que en el fondo está a punto de decirme que sí. Lo único quefalta es inspirarlo más hacia mi libertad de unos días.
“¿Por favor? Lo merezco.” No quiero recordarle justo ahora lo mucho que he hecho por ellos porque realmente no lo creo necesario. Mis abuelos han hecho mucho más por mi después de todo y no pienso restregarles nada. “Vamos, sólo será una semana.” Le sonrío la mejor de mis sonrisas y lentamente me levanto de mi cama. Es quizá demasiado pronto enla mañana como para que el sol esté ya a la mitad del cielo pero aún así la vista desde mi ventana es hermosa. Es casi como si pudiera tocar los rayos dorados con mis propios dedos.
“No creo que a tu abuela Berta le agrade mucho la idea, cariño. Tú misma sabes cuánto te necesitamos y…” Lo interrumpo antes de que llegue al punto en el que sé, me convencerá de echarme atrás con lo de mis vacacioneslejos del restaurante ‘El Bartoli’.
“¿Tres días?” Ni siquiera a mi me llama la atención esa oferta pero no me queda de otra. Por unos segundos veo duda en los grandes y algo arrugados ojos azules de mi abuelo pero la sonrisa que se apodera de su boca me contesta por si sola. “¿Eso es un sí?” Quiero asegurarme a final de cuentas.
“Sí, cariño.” Me responde y justo en ese momento me lanzo a susbrazos cálidos y le digo una y mil veces lo feliz que estoy de tenerlo en mi vida. “¿Sólo porque te daré unas pequeñas vacaciones?” Pregunta con fingida molestia y entonces me río quedito.
“Por ser como mi papá, abuelo.” Ambos contemplamos las pequeñas lagrimas que empiezan a acumularse en las orillas de nuestros ojos y sabemos con certeza que es momento de cambiar de tema. “¿Por dónde...
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