obra teatro

TRES MUJERES DESCIENDEN HACIA EL MAR
de GILLES GRANOUILLET

Personajes:

Louise
Adèle
La Proa

Louise tiene cerca de setenta años, Adèle apenas la mitad, la Proa menos de quince. En 
una barca, ellas descienden al alba por un ancho río.
 
 
 
 
 
Los títulos de las escenas indican el nombre del personaje principal que toma la palabra.  A continuación, no vuelve a ser nombrado dentro del texto, ni siquiera en un diálogo.
 
 
 
 

 
 
 

LOUISE

Algo así no me ha pasado nunca. Viajar toda la noche a lo largo del agua no me ha pasado
nunca y nunca he hablado con asesinos.
Esa tarde yo estaba en una banca. La banca del parque. Estoy aquí ahora en una barca. Yo
sé que el menor contratiempo apena a las viejas pero aquí… bajo esta luna delgada como
un hilo, malsentada con dos desconocidas… En mi banca, en el parque, estoy cómoda. Al
frente, dos cedros centenarios y más allá otros árboles más pequeños al borde del pasto.
A mi izquierda, hay un hombre bastante viejo. Es mi marido. El sol se pone detrás de los
cedros, se podría decir que en el río. Cuando termine de ponerse regresaremos. Un poco
antes. Si esperamos a que se haya puesto, los últimos metroshasta la casa se hacen en la
oscuridad. Mi marido lo notó entonces nos regresamos un poco antes. A nuestra edad,
tememos ser sorprendidos. El juego consiste en hacer que no suceda nada que no se haya
considerado. Ver venir la cosa. Encontrar la red sacadera para que la cosa caiga adentro.
Rezar porque todo salga bien. ¡Una vez que la cosa está en la red sacadera ordenar todo y
cerrar con llave!Asegurarse de haber cerrado bien con llave… esperar… inquietarse… volver a abriraliviada- , volver a cerrar… esperar… inquietarse… ¡y dar una última vuelta a la llave para
estar segura de que todo está cerrado!
¿Un ejemplo? Se echa a perder la caldera: ésa es la cosa. Rambert, el gásfiter, que nos
promete pasar el martes después de almuerzo, es la red sacadera. Organizar toda la
semanaalrededor de ese martes… Si el martes la red sacadera deja escapar la cosa,
¡terrible! Volver a llamarlo: lo va a poner nervioso… no moverse: quizás se le olvidó… Sino,
Rambert, martes después de almuerzo frente a las cañerías, es una gran alegría, ¡una
victoria! ¡Una caldera totalmente nueva! Apagarla. Encenderla, apagarla… volver a
encenderla. Esperar, mirar… inquietarse… decidir apagarla unaúltima vez para estar
seguros de que se vuelve a encender… ¡y levantarse en la noche para ver brillar la
pequeña luz piloto azulada como un faro al final de la cocina!
Hay que dar batallas para existir. Antes venían solas, por olas, había demasiadas, uno ha
luchado, más que vivido.
Hoy hay que inventárselas. Para no morir.

Mi marido está ahí, en el parque, se mira los pies. Era su actitudcuando reflexionaba. Le
quedó la costumbre. Ahora apoya el mentón sobre sus falanges y las palmas sobre su
bastón pero ya no reflexiona. En fragmentos. Trozos que le regresan como a mí pero nada
que se construya más de treinta segundos. Los pedazos muy largos nos dan miedo. Volver
a ver todo eso, volver a pensar en todo eso… con la edad. La edad. ¿Qué es lo que no
queremos ver más? Nuestrocamino no fue más difícil que otro. Nosotros no tuvimos que
bordear el horror como algunos, no, nosotros tuvimos lo que se debe decir una vida más
bien fácil. Entonces, ¿qué es lo que no queremos ver más que nos da tanto miedo?
Este encadenamiento irreversible que nos ha traído aquí donde vamos.
El avance de la rueda que hizo de nosotros dos montones de pasado.
Todo lo que perdimos paraconvertirnos en lo que somos.
En lo que nos convertimos.
Ya no podemos vernos a nosotros mismos.
Nos evitamos, pensamos lo menos posible, desvanecerse y poder volarse.
Cuando era niña, cavaba fosos en la arena para proteger mis castillos de la ola… Ya
entonces desconfiaba… todo erosionado, todo arrastrado…
Mi marido miraba sus pies el mentón apoyado sobre su bastón, el sol se ponía detrás de...