Pedagogia
Páginas: 4 (830 palabras)
Publicado: 15 de octubre de 2012
CAPITULO VIII
EL TIEMPO Y EL ESPACIO DEL SILENCIO.
El tiempo de las muchas opciones, del vértigo y del ruido.
Este mundo, pluralista en todos los sentidos, está lleno de opciones.Y por obra de los elementos técnicos, estamos inmersos en mares de ruidos, hasta el punto de que debamos abocarnos a la lucha contra ese flagelo en forma institucional. La multiplicidad genera amenudo insaciabilidad y perplejidad.
El hombre actual vive ante un gran escaparate luminoso que no cesa de estimularlo. Las grandes ciudades actúan como verdaderos “energizantes” y “activantes”.Es suficiente entrar en ellas para sentirse llevados por su ritmo.
El hombre tiene la necesidad de ser el mismo. Con unas expectativas infinitamente mayores que la décadas atrás. Con unaconciencia espontanea de ilimitación. De no estar y no tener por qué estar sujeto a nada. Este hombre que tiende a refugiar su inseguridad en las organizaciones políticas, deportivas o de otra índole, poreso mismo se convierten en bandos enemigos. Porque careciendo de clara identidad, necesitaban afirmarse destruyendo al otro.
En este ambiente corremos todos el peligro del vaciamientointerior, de quedar pendientes de los estímulos exteriores y de los estímulos interiores.
Tiempo y espacio de silencio.
El hogar, la escuela, las instituciones deberán ser capaces de crearese tiempo y ese espacio de silencio, sin el cual no es posible la vida interior que funda una personalidad madura. Ni la escuela, ni el hogar ni otra institución, podrán convertirse en ámbitopsicoterapéutico. Cada institución tiene su encuadre y sus correspondientes modos de abordaje.
Pero toda institución educativa debe replantearse la urgencia de recrear “un tiempo y un espacio desilencio” para que el hombre pueda encontrar su propio fundamento y pueda hacerse capaz de disponer armónicamente de sí mismo.
El silencio del educador.
No se puede educar donde se intenta la...
EL TIEMPO Y EL ESPACIO DEL SILENCIO.
El tiempo de las muchas opciones, del vértigo y del ruido.
Este mundo, pluralista en todos los sentidos, está lleno de opciones.Y por obra de los elementos técnicos, estamos inmersos en mares de ruidos, hasta el punto de que debamos abocarnos a la lucha contra ese flagelo en forma institucional. La multiplicidad genera amenudo insaciabilidad y perplejidad.
El hombre actual vive ante un gran escaparate luminoso que no cesa de estimularlo. Las grandes ciudades actúan como verdaderos “energizantes” y “activantes”.Es suficiente entrar en ellas para sentirse llevados por su ritmo.
El hombre tiene la necesidad de ser el mismo. Con unas expectativas infinitamente mayores que la décadas atrás. Con unaconciencia espontanea de ilimitación. De no estar y no tener por qué estar sujeto a nada. Este hombre que tiende a refugiar su inseguridad en las organizaciones políticas, deportivas o de otra índole, poreso mismo se convierten en bandos enemigos. Porque careciendo de clara identidad, necesitaban afirmarse destruyendo al otro.
En este ambiente corremos todos el peligro del vaciamientointerior, de quedar pendientes de los estímulos exteriores y de los estímulos interiores.
Tiempo y espacio de silencio.
El hogar, la escuela, las instituciones deberán ser capaces de crearese tiempo y ese espacio de silencio, sin el cual no es posible la vida interior que funda una personalidad madura. Ni la escuela, ni el hogar ni otra institución, podrán convertirse en ámbitopsicoterapéutico. Cada institución tiene su encuadre y sus correspondientes modos de abordaje.
Pero toda institución educativa debe replantearse la urgencia de recrear “un tiempo y un espacio desilencio” para que el hombre pueda encontrar su propio fundamento y pueda hacerse capaz de disponer armónicamente de sí mismo.
El silencio del educador.
No se puede educar donde se intenta la...
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