Pemas

LA GUERRA CIVIL
VÍCTOR HUGO

La multitud embravecida y fiera
gritando cual indómita pantera,
estrechábase en torno del culpable
y enloquecida aullaba ¡Muera! ¡Muera!
¡Muera el traidor!¡Perezca del miserable!

Tranquilo, grave, inconmovible y fuerte,
despreciando el peligro de muerte,
con el alma recia cual templado acero,
ante la turba de su suerte
de brazos se cruzaba elprisionero.

No imploraba perdón de sus tiranos
en el traje, en la frente y en las manos,
ostentaba señales de pelea,
y miraba impasible a sus hermanos,
que parecen en aras de la idea.¡Es cierto que mato! Lucho valiente
combatió con denuedo frente a frente,
y le toco perder en la partida,
que el que sabe luchar noble y valiente
sabe hacer poco aprecio de la vida.

- ¡Derodillas! – le grita amenazante,
una mujer atrás repugnante.
- ¡Morirá! ¡Como mueren los traidores!
El jefe de la escolta fierro exclama
y dando rienda suelta a sus rencores,
- ¡Muera!. ¡Muerael traidor! – El pueblo brama.

- ¡Fusiladle al instante! – Clamorean
los impacientes - ¡Colocadle hierros!
- ¡Es un lobo! ¡Es un lobo! – Otros vocean
y alzando las pupilas que flameancontesto el acusado: ¡Ladrad perros!

Piedras, golpes, culatazos,
blasfemias y cobardes salivazos,
aumentaron del preso la tortura
y atado fuertemente de los brazos,
siguió su horrible calle deamargura.

Nunca la muchedumbre desatada,
se mostro más hostil y despiadada
nunca los oídos que en los pechos laten,
tuvieron expresión tan limitada.
La voz del pueblo cual fulminante espadavibra ferozmente: ¡Que lo maten!

Resbalando en la sangre y en el lodo,
con los brazos sujetos por el codo,
caminaba tranquilo el delincuente.
Cuando abriéndose paso entre la gente,
sinmiedo a bayonetas ni a fusiles
un angelito rubio, un inocente,
que apenas y contaba seis abriles,
exclamo con acento dolorido:
- Ven a casa papá no hemos comido,
y la sopa en la mesa nos...