Periferias Corporales
Periferias Corporales
¡Quiero sentarme! Gritó al entrar al autobús. La voz de la niña pasó como
viento alborotado entre el pasadizo de caderas abrigadas. La madre ni se
inmutó, estabahabituada a la frescura de Valeria. Eso sí, prestó mucha
atención en guardar los billetes en el bolso, se moriría de vergüenza si alguien
pusiera en entredicho su honra de fiel cumplidora, y también,estrechó la mano
de su hija. En dos pasos, Valeria la sacudió, alentada por la sonrisa de un
caballero de pelos en la cara, el hombre se estaba levantando y le cedía el sitio
divertido.
Poco tiempole faltó a Valeria Sató para corroborar el linaje materno, su cuerpo
adquirió las curvas voluptuosas de su madre. Sin sorprenderse de ello, más un
tanto molesta, se percibía como una calcomaníadescendiente y ella quería ser
una mujer distinta. Cuando su impulso de venir de ningún lugar remitía,
honraba la belleza de su madre. Otra cosa, era salir afuera, traspasar la
intimidad y encontrarsecon la mirada frontal de hombres hacia sus pechos o
boca ¡Qué repugnancia! Y para parar el asco, pasaba deprisa por el estómago,
aprisionando su respiración.
Durante largo tiempo se dedicó asobrevivir. Andaba sin pararse, aprisa y
atando lágrimas. Vivía en cautiverio de su imaginario. Lo creó y se lo creyó. La
noción de culpa, de ocupar más espacio o tiempo del que se mereciera. Y así,sin darse cuenta se separó de su cuerpo. Tenía miedo de ser absorbida. Se
amó a escondidas, empujándose con su propio puño, cada vez más fuerte
para dentro, achicándose. A la superficie dejaba ver elsinuoso contorno y el
ímpetu del alma aparecía en el chorro de su carcajada. Los hombres
quedaban embobados, turgentes y listos para gozar la exuberancia de Valeria.
Ella empezó a olvidar elapeadero de su auténtica voz.
Valeria Sató sentía una profunda incisión debajo de sus pechos, estaba
habitando en un cuerpo truncado, donde sus manos acariciaban y sus pies
querrían correr. Era ella...
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