PMC
Por otro lado, unestudio de este tipo no solo enriquecerá el texto desde la coyuntura feudal del Medioevo en la cuenca ibérica en el siglo XII y principios del XIII (existe una distancia aproximada de cien años entre lo que se narra y el año en que se supone fue puesto en escrito el poema). También nos sitúa en el universo de la vida en la frontera. Se asiste así al cruce entre dos tradiciones culturales: unatradición arcaica más propia de los pueblos germánicos y, la otra, una nueva tradición heroica, que veremos más adelante.
Se evidencia la relación señor-vasallo (que tanto celebra el poema como así la exalta) y los conflictos entre una baja nobleza y una alta -degenerada y ridiculizada en el devenir del discurso poético- respecto a una edad heroica. Pero, además, a ella se le agrega una dimensiónjurídica del hombre como persona de derecho (esto tendrá suma relevancia en el desenlace de la segunda línea argumental del PMC). La honra, puesta en el cuerpo de sus hijas, y el honor se conquistan en las Cortes de Toledo, bajo un puntilloso proceso “burocrático”, lo cual distancia al texto respecto de los temas tradicionales de la épica de raíz germánica. Nuestro juglar aclerigado, o nuestro clérigoajuglarado, estaría introduciendo esta nueva problemática, sobre una estructura estandarizada del cantar de gesta, al insertar dicha dimensión jurídica. Será, por cierto, el héroe quien decida abandonar la vieja usanza de la vendetta por sangre (tan sospechable de los infantes de Carrión por parte del rey y el Cid, como así sospechan también los infantes que pueda operar el Cid) y encarne estanueva tradición legal, revelando de a poco un héroe más humano. Se trata de un héroe cercano, mortal, “al ras de la tierra”, un hombre como lo puede ser cualquier otro.
Y es, sin duda, una dimensión humana del héroe épico lo que canta nuestro poeta, con -podría decirse- unas pinceladas realistas. Se narra un tan importante aspecto del PMC como lo es la relación doméstica del héroe con su familia (suesposa doña Ximena y sus hijas doña Elvira y doña Sol), con su sobrino Minaya Álvar Fáñez (relación prototípica que se inscribe dentro de la tradición del cantar de gesta) y, con su clan y mesnadas. Basta oír el reencuentro -en la ya conquistada Valencia- del héroe con sus hijas y mujer, [“a la madre e a las fijas / bien las abraçava, / del gozo que avién / de los sos ojos lloravan”]2 y luegopensar en la leal búsqueda de justicia conquistada por Rodrigo Díaz de Vivar, luego de que sus hijas, doña Elvira y doña Sol, fueran vejadas por los infantes de Carrión. Asimismo, el discurso netamente administrativo del Cid, de qué hacer con los sobrevivientes moros luego de la toma de Alcoçer, o las consultas a sus caballero sobre si atacar o no, también revelan una dimensión domestica, cotidiana...
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