PODER Y HUMANIDAD

Desde el principio de los tiempos, el ser humano ha necesitado un motor para su actuar, para tomar las decisiones “más acertadas”… ¿qué mejor motor que una convicción?
No cabe duda frente al hechoque las ideologías han motivado la mayoría de las acciones de todos los seres humanos, es más, son estás la causa de la formación de miles de grupos a lo largo de la historia y en todo el mundo, quequieren establecer un orden conforme a su voluntad, y por defender sus pilares, son capaces de llegar a entregar cientos, miles o millones de vidas (ajenas o propias) para lograr su objetivo.
Existeun común denominador en el instinto humano: la prioridad por la obtención del poder (si es absoluto mejor). El ser humano siempre querrá mandar o tener más que los demás, para eso no hay duda. Elproblema viene a darse cuando la irracionalidad se apodera del ser, volviéndose más fuerte que sus principios, o mejor, más fuerte que su propia voluntad, es como si ese “algo” en su interior que tieneansias de poder, riquezas y un absoluto control del mundo le cegase y tomara el control en medio de esa inconciencia causada por su avaricia y por sus instintos más bajos si nos referimos a satisfacersus propias necesidades como el placer de tener el control de todo.
Es seguro que uno de los factores que ha tenido gran importancia y/o influencia en la gestión de los cambios históricos ha sido lamovilización de diversos grupos, que por regla general, siguen un líder para poder organizarse (o más bien para ser parte de un “Rebaño” que sigue fielmente a su dueño). Sin embargo, se podría dar unabifurcación en el origen de la formación de dichos conjuntos humanos: Existen unos que se unen por objetivos y, sobretodo ideales comunes, y luego de organizarse, eligen a unos representantes, puesno todos pueden mandar; y existen aquellos que encuentran su origen en un fenómeno muy curioso que se podría definir como “la ley de la manada” pues un solo líder es seguido por muchos “súbditos”...