politicas

Los estudiantes y la cultura
P. Bourdieu y J. C. Passeron

La elección de los elegidos

El constatar y deplorar la desigual representación que las dife­rentes clases sociales tienen en la enseñanza superior, ¿es motivo suficiente para desquitarnos de una vez del problema de las des­igualdades escolares?
¿Para qué nos decimos y nos repetimos que en la enseñanza superior sólo 6 % de losestudiantes * son hijos de obreros? ¿Para sacar la conclusión de que el medio estudiantil es burgués? ¿0 tratamos de persuadirnos ‑y casi siempre lo logramos‑ de que un grupo capaz de protestar contra su propio privilegio no es un grupo pri­vilegiado?
Al nivel de la enseñanza superior, la desigualdad inicial de los diferentes estratos sociales ante la Escuela se manifiesta, en primer lugar, por elhecho de estar muy desigualmente representados en ella.
Las posibilidades de acceso a la Universidad, en relación con la profesión del padre, oscilan, haciendo un cálculo aproximado, entre menos de una por ciento para los hijos de asalariados agrícolas, cerca de setenta para los hijos de industriales y más de ochenta para los de miembros de profesiones liberales. Estos datos expresan de modo bienevidente la eliminación que, objetivamente, lleva a cabo el sistema escolar.

Más difíciles de captar por estar menos al descubierto son otras formas de desigualdad escolar, como, por ejemplo, la relegación a ciertas disciplinas sufrida por los alumnos de clases inferiores y medias, o el estancamiento en los estudios.

En las probabilidades de acceso a la enseñanza superior, vemos losresultados de una selección que se ejerce a lo largo del recorrido escolar con rigor muy desigual, según el origen social de los individuos. Para las clases menos favorecidas esta selección tiene carácter depura y sim­ple eliminación 1. Así, mientras el hijo de un mando superior o alto direc­tivo tiene ochenta probabilidades más de ir a la Universidad que el hijo de un asalariado agrícola, y cuarenta másque el de un obrero, con rela­ción al de un directivo medio sus posibilidades son todavía dos veces mayores. Estas cifras nos llevan a discernir cuatro niveles en la utilización de la enseñanza superior: las probabilidades de llevar a sus hijos a una Facultad son hoy, para las categorías menos favorecidas, casi simbó­licas (de menos de cinco por ciento); para algunas categorías medias ‑empleados,artesanos, comerciantes‑ cuyo volumen ha aumentado en los últimos años las probabilidades son de diez a quince por ciento; y la cifra vuelve ~ doblarse al nivel de los hijos de altos directivos y de miembros de profesionales liberales cuyas posibilidades se acercan a sesenta por ciento.

Estas diferencias tan notables entre las posibilidades reales de esco­larización, aun cuando no seanconscientemente percibidas por los inte­resados, se reflejan de mil maneras en el ámbito de las percepciones cotidianas donde los estudios superiores se imaginan ‑según la clase social de que se trate‑ como un futuro «imposible», «posible» o «nor­mal», imagen que, a su vez, contribuye poderosamente a orientar y definir vocaciones escolares.

En efecto, la vivencia del futuro escolar no puede ser lamisma para el hijo de un alto directivo quien gozando de más de una posibilidad entre dos de ir a la Facultad, se encuentra con que en su entorno social e incluso en su familia, los estudios superiores son una meta normal y obligada, que para el hijo de un obrero, el que con menos de dos posibi­lidades entre ciento de llegar a la Universidad, no conoce los estudios ni a los estudiantes sino a travésde otras personas y por medios indirectos.
Como es sabido, a más alta escala social corresponde mayor número de relaciones extrafamiliares; suponiendo, en consecuencia, que en cada caso exista homogeneidad social entre el estudiante y su clase, la esperan­za subjetiva de alcanzar la enseñanza superior tiende a ser, para los menos favorecidos, todavía más escasa que las posibilidades objetivas....