Popo
Por si faltaran más noticias absurdas, leo en un recorte de prensa de la semana pasada que, para despistar a las autoridades, ustedsuplantó los papeles de un señor llamado Lucumí Popó. Y por eso le escribo.
Señor Barrera: no voy a reclamarle que haya dilapidado su vida traficando con sustancias prohibidas, asunto que considerorepugnante pese a que no tengo mayor experiencia en el consumo de drogas. Solo he sido adicto a la pornomiseria por culpa de Protagonistas de Nuestra Tele, aquel reality que terminó hace poco y queembrutecía como el bazuco. Sufrí mucho: cada vez que comenzaba el programa, sentía que había llegado el tiempo de la cultura: suspendía mi lectura de Borges y me sentaba frente al televisor para seguir lossucesos de la Casa Estudio. Veía a una tal Manuela que, con una toalla enrollada en la cabeza, se olisqueaba discretamente la axila; a una tal Elianis que se comía el arroz con la cuchara mientrassembraba cizaña, y me entraba una bocanada de pornomiseria deliciosa. Al rato me invadía la culpa y prometía no desperdiciar mi tiempo de semejante modo. Pero era incapaz de alejarme de la pantalla: la...
Regístrate para leer el documento completo.