¿Porqué algunos prefieren no votar?

¿Por qué algunos prefieren no votar?
Tengo afán por buscar respuestas y crear espacios de discusiones con bases de respeto. La realidad desnuda es que creo en dos cosas: en Dios y en su profundo amor hacia la humanidad. Y me hace sentir bien el hacerlo. ¿Qué tiene que ver lo que creo con lo que escribiré? Pues de la misma manera en la que Dios todavía ve en el ser humano la razón de Su amor,yo, una ser humana como cualquiera otra, no puedo descartar lo que Dios todavía sigue trabajando. La gente sigue siendo un asunto primario en la agenda divina y yo soy parte de esa agenda. Antes de mis argumentos declaro algo de lo que soy para mostrar quien y como soy. Soy también trabajadora social de profesión y hace escasamente un año camino con un pequeño grupo de colaboradores para enseñar laPalabra. (Heme casi aquí. Hora de descartar la lectura algunos, hora de continuar para otros). Me confieso y digo que lo que sé de política es malo y poco. Apenas recuerdo mis cursos de universidad. Pero si hay algo que ni puedo negar ni quitarme es el hecho de que amo a Dios, a mi gente y a mi país, Puerto Rico. Cumplidos ya las presentaciones protocolares afirmo que creo y abogo por laconvivencia pacífica y sana para Puerto Rico con el esfuerzo y trabajo del mejor recurso con el que contamos: nosotros, nuestra gente.
Como puertorriqueña me afecta lo que vivimos día a día. Y aunque como cristiana estoy meridianamente convencida de que la respuesta absoluta se llama Dios, no puedo menos que insertarme crítica y activamente en los problemas y las condiciones sociales que están presentesy utilizar las herramientas y capacidades humanas dadas para educar y concienciar. Leyendo algunos de sus comentarios siento la inquietud de responder abiertamente la pregunta que me hago del porqué algunos no quieren votar. No es simplemente que no quieran hacerlo. La realidad es que sienten apatía hacia el hecho mismo de planteárselos. Mi reflexión me lleva a pensar que no es porque no lesimporte el país ni lo que nos sucede. Todo lo contrario. Son tan buenos puertorriqueños/as como lo somos la gran mayoría. Pagan sus impuestos y sus contribuciones y cumplen con todas sus responsabilidades ciudadanas. De hecho, son parte de las espaldas que sostienen esta tierra. Y me parece que tienen también todo el derecho del mundo a opinar y nosotros/as, los que votamos, nos asiste el deber deescuchar lo que tiene que decir antes de dividirnos en tribus cerradas y sordas.
¿Por qué no quieren votar entonces? Las explicaciones que encuentro, como observadora de la conducta humana, es que son ciudadanos y ciudadanas reacios a caer en la retórica de los candidatos políticos que se creen con el derecho a exigirles a estos votantes incondicionalidad. Estos puertorriqueños y puertorriqueñastienen serias, profundas y graves objeciones y temores, todas bien fundamentadas. Estos hermanos y hermanas tienen preguntas. Y las explicaciones que se les ofrecen, cuando se les han dado, han sido insuficientes. Me parece que, contrario a la idea general, (e irónicamente), son ellos/as los que más valor le dan al voto. Lo valoran como un asunto trascendental y serio. Por eso mismo consideranhumillante pararse frente a una papeleta cargando una sensación como de ovejas directas al matadero. Lo juzgan inaceptable. Y precisamente por principios de moralidad, dignidad y respeto a sí mismos, no lo ejercen. Sienten que no lo hacen con la libertad de convencimiento de espíritu que ese derecho supone.
No votan porque sienten que su voto es burlado cada cuatro años. Y las razones que los convencense las avientan a diario por cuanto medio de comunicación existe en este país. Lo reciben 24/7/365 sin pausas. Están saturados de imágenes, fotos, noticias, entrevistas, programas, reportajes, razones y absurdos que los convencen y los “hartan”. Y aunque es mucho lo que está en juego en estas elecciones ellos guardan su derecho al voto como un arma de repudio. Ninguno de ellos cree en la...