Protesis de cadera
Alejandra Rodríguez
Sábado, 26 de mayo de 2007
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La posibilidad de sustituir una cadera enferma por otra metálica ha supuesto un verdadero salto en la calidad de vida de muchos pacientes acuciados por lafalta de movilidad y, fundamentalmente, por terribles dolores derivados de procesos de fracturas, artrosis, artritis y otras patologías degenerativas.
Sin embargo, esta obra de ingeniería protésicatiene sus inconvenientes. Por una parte, a partir de su implantación, el paciente debe cuidar dónde y cómo se sienta -ha de procurar no hacerlo en lugares demasiado bajos-, qué movimientos lleva a cabo-tiene que evitar agacharse, ponerse en cuclillas o las posturas forzadas- y qué actividades practica -los deportes de impacto, los de contacto o los que son demasiado vigorosos están contraindicados-,ya que las prótesis convencionales presentan un riesgo (pequeño, pero no despreciable) de luxarse (salirse de su sitio).
Por otra, estos injertos no son eternos. Al cabo de 10 o 15 años necesitanrecambiarse. El inconveniente en este caso es que el sustituto dispone de menor superficie ósea para anclarse, de manera que su funcionalidad se reduce.
Este obstáculo quizá no sea demasiado grandepara un usuario que ha recibido una prótesis a una edad avanzada y que no pasará por esta intervención más veces, pero indudablemente es esencial cuando se trata de una persona joven que tendrá querecambiar su prótesis en dos o, incluso, en tres ocasiones.
Desde hace unos años se está investigando incansablemente para solventar estas 'pegas' y mejorar la calidad de vida de los usuarios quenecesitan varias prótesis a lo largo de su vida.
El resultado ha sido el denominado 'resurfacing' de cadera, que no es sino una restauración de la articulación afectada conservando la mayor cantidad de...
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