Quijote de la Mancha vuelve a las andadas

11-1-2014

Cuando llegó el médico a la casa de Don Quijote y le vio dijo que sería mejor que se fuese confesando ya que no le quedaba demasiado tiempo de vida. Don Quijote al oír eso, hizo llamar a sus amigos y les comenzó a decir que era consciente de todos los peligros en los que se había metido pero que ya había vuelto en sí y que ya era otra vez Alonso Quijano el Bueno. Sus amigos leintentaban animar diciéndole que pronto iban ser todos pastores y que Dulcinea ya estaba desencantada, pero Alonso Quijano les decía que no se burlaran de él, que ya era cuerdo. Tras hacer testamento y dejar una clara muestra de que ya había vuelto a la cordura comenzó a criticar la actitud de Avellaneda que había escrito un libro falso acerca de estupideces como las que él había vivido.
Antes demorir le dijo a su sobrina que, por favor, no se casara con un hombre que conociera las novelas de Caballerías ya que estas le acabarían llevando a la locura. Y tras decir esto Alonso Quijano falleció…



El silencio era un poco desagradable, perturbador. No se oía ni el ruido de una mosca.
Sancho no podía creer el hecho de que sucompañero había muerto. Pidiendo un rato a solas con el cadáver de Alonso Quijano, se encontraba Sancho, a la orilla de la cama dónde estaba tendido el cuerpo. Siguió guardando el silencio. Más silencio, mucho más silencio. Entonces penetró su mirada en los ojos ya cerrados del difunto. No podía creerlo. Pensaba que en cualquier momento aquellos ojos se abrirían entonces, fijó aún más su mirada.Cada vez más. Un poco más. Cada vez un poco más.
Sus pupilas dilatadas, su mente en blanco. Ningún movimiento en absoluto. Ningún ruido que interrumpiera su concentración. La habitación era tan grande, tan fría, tan inmensa. Sancho seguía apuntando su mirada estupefacta en los ojos de la fría cara del cadáver. Entonces, pasó lo impensable. Pasó lo increíble. Ocurrió lo imposible…
El cuerpo sinvida de Alonso Quijano había abierto los ojos. Tenía una mirada de confusión pero sonreía con bastante felicidad. - Mi querido y fiel amigo.- Dijo Alonso. –Ppp …. Perr…. Pero señor Alonso, usted ha muerto.- Tartamudeando contestó Sancho. –¡Pero yo no soy Alonso hombre! ¿A caso no me reconocéis? Soy yo, el caballero Don Quijote de la Mancha. ¿En serio no me reconocéis? Mírame, mírame bien.¿Verdad que soy yo?- Decía felizmente el cuerpo que había regresado de la muerte levantándose de la cama en la que estaba tendido. –Pero claro, es imposible no reconocerlo, ¡venga acá que quiero darle un abrazo! –Dijo Sancho, con los ojos brillosos y se acercó a Don Quijote para abrazarlo. – ¡Ahora mismo les aviso a todos! Esta es una excelente noticia y tenemos que festejarla, ¡esto es un milagro! ¡Estoes una maravilla! Usted ha regresado de la muerte. Ha burlado a la muerte, algo que sólo un caballero como usted pudo haber logrado, ¡es magnífico! ¡Es un milagro! – Decía Sancho caminando por toda la habitación, de un lado a otro, mirando al techo y mirando a Quijote. Luego se detenía y abrazaba a aquel hombre. Claramente, Sancho estaba asombrado. Estaba maravillado e inmediatamente quisocompartir la noticia con todos entonces, abrió la puerta de aquella habitación que ya no parecía inmensa, ni estaba tan fría entonces Don Quijote, lo jaló del brazo, impidiéndole salir de la habitación y cerró la puerta. –No, claro que no. Por supuesto que no. Nadie debe de saber nada, esto debe ser un secreto sólo tuyo y mío porque si alguien se entera de que he regresado a la vida, no querrán creerloy entonces llamaré la atención de la gente y me perseguirán a todos lados. Contarlo no sería conveniente. Entonces tienes que ayudarme a salir de aquí. – Le indicó Don Quijote a Sancho. –Pero usted ha muerto cuerdo, muy cuerdo, y la decisión más cuerda sería que les contáramos a todos en la casa para que llamen a un médico o algo parecido. –Claro que he muerto cuerdo. He muerto demasiado cuerdo...