Ratzinger 1959

SOBRE EL DIOS RAZONABLE Y PERSONAL

Raúl Saiz

La lección inaugural del curso 1959 “El Dios de la fe y el Dios de los filósofos”, que Joseph Ratzinger pronunció a su llegada a la cátedra de la facultad de Teología de la Universidad católica de Bonn, me parece que se acerca proféticamente a la dificultad actual de los cristianos (católicos y protestantes) de intentar sostener en nuestracultura una fe profundamente conectada con el ejercicio de la razón (problema claramente reflejado en la Encíclica Fides et Ratio).

El título está tomado de un escrito que se encontró en el forro de la chaqueta del cadáver del matemático y filósofo Pascal. En dicho texto expresaba, en un momento de gozo sobresaltado, su desengaño respecto del Dios descrito por la filosofía matemática de unDescartes y su experiencia apasionada de un Dios de hombres (de Abrahán, de Isaac, de Jacob), de un Dios vivo, de un tú vivo que conduce a la realidad del concreto ser hombre.

Lo que Pascal nos tramite en estas líneas y en sus Penseés no es más que la muestra de toda una corriente que desde Kant lleva a la demolición de la Metafísica, es decir, de la búsqueda razonable del acceso al ser (y también,como no, al Ser Absoluto). Pero como Juan Pablo II observa en la Encíclica ya citada esta actitud lleva a un difícil callejón sin salida en lo que se refiere a entablar un diálogo entre fe y cultura actual que se fecundo y clarificador en los puntos de encuentro pero también en los que presentan notables diferencias. Pero aun más gravemente es que paraliza la actividad de la teología moral,conduciendo a la negación de una Verdad absoluta y universal, accesible por la inteligencia humana; y de la teología dogmática porque se llega a definir a la religión como algo que no es racionalizable, negando que pueda ser en el fondo dogmática (una declaración racional sobre contenidos religiosos)

Ante esta gran encrucijada Ratzinger nos expone, para preparar el campo a una posible solución,las opuestas propuestas que aportan Tomás de Aquino, por una parte, y por otra el teólogo reformado E. Brunner.

El pensamiento de Santo Tomás se puede enunciar brevemente: para él la fe cristiana en Dios acepta en sí la doctrina filosófica de Dios y la consuma. Por tanto cabría descubrir en los no creyentes, en la simple naturaleza racional humana que busca entender, elementos de la Verdadúnica. Pero, sin embargo, a ella se accede sólo de manera plena gracias al aporte cualitativo de la fe (gratia non destruit naturam, sed perficit)

La otra postura, la de E. Brunner, nos abre bastante el campo de visión al estar extremamente separada de la tradición tomista, aportándonos, vendrá a decir Ratzinger, una importante matización al pensamiento oficial que la Iglesia ha mantenido desde elAquinate.

Brunner parte de que el Dios bíblico tiene nombre, y es uno en particular, uno determinado, en el lugar de ser “el absoluto”. Y este Dios es apelable por el hombre sólo si se deja apelar, si por su iniciativa nos da a conocer su nombre para que nos podamos dirigir a Él. No es Alguien que se piensa sino que se revela históricamente dándonos a conocer su nombre y así admitiendo a loshombres a la coexistencia consigo. Fuera de su acción comunicadora a través de los acontecimientos de la historia, de la revelación, no hay acceso posible al Tú divino, porque su esencia es comunicarse, salir al encuentro del hombre (en Moisés y sobre todo en Jesús).

Según esto habría que criticar la traducción del pasaje del Éxodo en que Dios se comunica al hombre como “el que es”, y adefender la expresión “Yo soy el que soy”, más abierta al misterio, evitando reducir al Incomparable a el que se puede definir teóricamente con un rotundo “es”.

Brunner habla muy claramente contra el optimismo racional religioso definiéndolo como “contradefensa del yo que quiere permanecer sobre sí mismo” que egoístamente se quiere afirmar contra el Dios que lo creo, confiando excesivamente en...