ReDiU 0617 Art1

Valores, antivalores, delincuencia económica,
y remedio informático
por el doctor Antonio Aramouni (*)
Son notorios los rasgos negativos de nuestro tiempo, cuando advertimos el
crecimiento progresivo de una cultura relativista, que lleva a la sociedad a despreocuparse
de los valores trascendentes, aquellos que dignifican al ser humano. Entristece comprobar
la generalizada ausencia de reflexiónsobre los temas esenciales que merecen el interés
prioritario de quienes anhelamos vivir en un mundo mejor, con bases morales sólidas y el
compromiso compartido de respetar premisas espirituales y jurídicas elementales, que
preservan y fortalecen principios irrestrictos supremos intrínsecos de la dignidad personal.
La tarea de preservación de esos valores fundamentales requiere imperativamente,
nosólo el aporte incondicional de los ambientes de orden político, institucional y jurídico,
sino primaria y solidariamente de la familia, la educación, la vida cultural y los medios de
comunicación. Defender los valores máximos de una sociedad es tarea y responsabilidad de
todos. La educación formativa en valores y la defensa conjunta de los mismos es la tarea
irrenunciable de la escuela, de lasinstituciones del Estado y privadas, de los credos
religiosos, del periodismo y sobre todo de las familias. Un mundo sin valores es un mundo
hueco.
Entre esos valores, no podemos soslayar el respeto y la defensa del fruto
económico obtenido con la honradez y el esfuerzo personal de quienes animan los más
diversos emprendimientos productivos y de servicios que demanda una comunidad. La
realidad, sinembargo, hiere nuestro espíritu. Está a la vista. El aterrador auge de la
seducción por la “riqueza fácil” es un testimonio, como observadores o como víctimas
directas, del abandono de los irremplazables valores religiosos, morales y éticos.
Flaquezas humanas en las innumerables variantes y crecientes casos de corrupción,
aquí y en el resto del mundo, son reflejadas a diario en los medios. Unasuerte de
vandalismo eufórico, estimulado por la impunidad, no cesa de delinquir al compás de un
“sida moral” globalizado que nos azota sin piedad. Los antivalores gozan de “zona
liberada”.
Los casos de crímenes en asaltos y robos, delitos por coimas (cohecho),
narcotráfico, desfalcos, fraudes, lavado de dinero, evasión impositiva y previsional,
contrabando, vaciamiento de empresas, compra de votos,tráfico de influencias,
falsificación de moneda, extorsión, usura, asociación ilícita, cuentas en negro, despilfarro en
el sector público, etc. superan el estupor y la capacidad de indignación. Billones de dólares
mal habidos, sustraídos a la comunidad, es apenas una cifra de inicio. Los asaltos y robos, el
lavado de dinero, las coimas, el narcotráfico, la evasión y la inseguridad sobresalen enestos
tiempos como preocupación preferente de las autoridades y del periodismo.
La seguidilla de reuniones y debates en foros locales e internacionales de
funcionarios, legisladores, profesionales, dirigentes, magistrados, policías y políticos, que
tratan las diferentes especies de la delincuencia económica, vienen concluyendo
sistemáticamente en recetas frustrantes, virtuales placebos, cuyosistemático y notorio
fracaso está a la vista.

Ya no alcanza recomendar comisiones investigadoras, fiscales especiales, nuevos
requisitos bancarios, más desregulación, más privatización y tercerización, más
desmonopolización, más cuestionarios, declaraciones juradas patrimoniales o más severidad
en el código penal.
Ponerle fin, idóneamente, a tanta depredación, es un imperativo social
indeclinable. Seimpone un nuevo enfoque, totalizador y sin fronteras; algo más imaginativo
y amplio que las no discutibles medidas de racionalización y de arbitrio judicial.
¿Entonces? No sólo denunciar, publicitar, aumentar la nómina de hechos sujetos a
sanción o reprimir con extremo rigor el delito económico, sino mucho mejor,
exterminarlo prematuramente, evitando a priori, ab initio, que éste llegue a...