Reflexiones de amor

Tenía la extraña manía de quererte más de la cuenta.
Quería detener el tiempo en ese justo instante. En ese momento en el que, abrazada a ti, me hacías sonreír. ‘-Ni los perros te quieren. +A ti tampoco, ¿sabes? -Claro, porque me quieres tú. +Y mucho.’ Hundía la cabeza en tu pecho, en ese olor particular que se quedó impregnado en mi camiseta, de tanto abrazarte. Por no separarme de ti ni unputo segundo. 
Tu olor impregnado en mi camiseta, mi olor en tu camisa. Tus bromas haciendo que empezara a reírme, o que me hiciera la enfadada, para que después tus brazos me abrazaran de nuevo, y tus manos me acariciaran la mejilla. Para así, volver a olerte, e intentar creerme que estabas aquí conmigo, queriéndome a tu lado. 
Escuchamos el sonido de un tren, vemos el puente que hay debajo.‘-¿Cogemos un tren y nos vamos? + ¿Y dónde vamos, loca? –No sé, pero vámonos… +Mañana tienes que ir al instituto. –Es que no quiero irme a casa.’ Porque quería quedarme contigo. Eso no te lo dije. Me lo callé, supongo que tú lo supondrías por sí solo. Nuestras manos no se soltaban. Era tan irreal, pero tan real a la vez…
Eres la protección que me faltaba. La que un día tuve y se acabó marchando para novolver. Eres esa sonrisa que logras crear con tres palabras de nada. 
Volvía a casa cogida de tu mano. Sin miedo. Por fin. Te tenía ahí. Tenía ahí a alguien que no dejaría que me hicieran daño. Que no haría preguntas. Que me abrazaría sin más. Gracias, pequeño. [Y aquí estoy, llamando pequeño a alguien más mayor. A alguien que, a veces, parece un crío pequeño. Un crío pequeño que, en vez de unjuguete, necesita un beso para sentirse, pues eso, feliz.]
¿Por qué esos besos no podían ser para siempre? ¿Por qué ese humo del cigarro, que a pesar de odiarlo tanto, se esfumaba en nada? ¿Por qué no podía durar siempre? Así nada habría acabado. Esa tarde no hubiera acabado. Aún seguiríamos sentados en aquel banco. ‘-Ay, es verdad, que si te miro fijamente, sonríes. +Tonto, pero mírame. -¿Por qué?+Porque sonreiré igualmente.’ 
Pero esa tarde acabó. Y aunque sé que podrá volver a repetirse… Te echo de menos. Echo de menos esos besos en la mejilla, esos abrazos, cada beso, cada anécdota, cada risa, cada broma, cada cara… Echo de menos todo lo que tenga que ver con aquella tarde a tu lado. Porque te echo de menos a ti. A ti y a tu manía de hacerme sonreír. 
¿Nunca has tenido miedo deperderme? ¿Nunca has tenido miedo de que, la distancia, las críticas, o esas personas secundarias, rompan todo esto? Aunque aún no sea algo, pero tampoco sea nada. Yo llevo ese miedo encima. El miedo de que todo lo que me hagas sentir a mí, se lo hagas sentir a otras. El miedo de aceptar que estoy perdidamente enamorada de ti. Y mierda, es que lo estoy. Me he enamorado de ti. No de un gilipollas, nidel vecino, ni del chico más popular del instituto. Me he enamorado de ti. 
De la persona más diferente a mí. Porque somos polos opuestos. Tú eres alto, yo bajita. Tú rubio, yo morena. Tú más mayor, yo más pequeña. 
Pero te quiero, ¿me oyes? 
Te quiero. Y no me cansaré de repetirlo.

Supongo que los buenos momentos desaparecen, al igual que el humo de un cigarro, recién salido de su boca. Antesunida a la tuya. Sus labios con los tuyos. Sin ver nada, sintiéndolo todo. Y es que al separarse, quieres más. Le necesitas. Y está ahí. Por una vez está ahí. No está lejos. Aprovechas esos sesenta segundos que tiene cada minuto, esas dos horas a su lado. Olvidando los veinte minutos que, de nuevo, os volverán a separar. No quieres que se vaya. Vuestras manos se unen, de camino a ese tren que osvolverá a separar. Otra vez. Puede que, el deseo de que no se marche, de que esté más rato a tu lado, cogido de tu mano, diciendo tonterías, o riéndoos por cualquier estupidez, sólo lo tengas tú. Pero no te importa, joder. No te importa hacerte ilusiones si sabes que él, al menos, quiere volver a verte. Que sabes que podrás volver a sentir esos labios sobre los tuyos. Aunque la gente hable....