Reflexión para comenzar a vivir
El reconocer a Cristo como nuestro salvador personal y abrirle el corazón para que permanezca en nosotros puede, simple y sencillamente, ser una decisión.Esta decisión puede tomarse en cualquier momento: a la luz de una sorpresa, de un acontecimiento inesperado, en un instante de extrema tristeza o alegría. Al calor de una buena relación con cualquierotro ser humano. Sin embargo, más allá de la decisión, está el vivir en su consecuencia. ¿Qué puede significar esto? Tantas cosas. Me atreveré a proponerle que lea una propuesta sobre cómopodría vivir en consecuencia a tal decisión. Comienzo por algunos requisitos que considero vitales para trazar el objetivo final, vivir, si aceptamos que se trata de un asunto de vida o muerte...Al vivir, debemos hacerlo con la incertidumbre que tiene el futuro y con lo complejo e impredecible de la realidad; ante esto, el ánimo debemos mantenerlo siempre en lo más alto posible.
Paraconducirse en la vida y con estas condiciones, son más necesarias las virtudes que las técnicas, incluso la tecnología y la mejor asesoría espiritual Esas virtudes son la diligencia, la rectitud y laintegridad. Si se tienen, quizás podremos conducir o dirigir a otros en determinada dirección o al menos, proponer sin irrespetar.
Si logramos mantener el ánimo sin decaer, si actuamos de maneradiligente, recta e íntegra, si nos disponemos a enfrentar optimistas las dificultades y si no nos echamos a morir ante los resultados adversos, podremos dirigir nuestras vidas por senderos de triunfoy así optar por lo mismo para quienes nos rodean o dependen de nosotros.
Es aquí donde debemos hacer una pausa, tomar una fotografía de lo que hay alrededor de nuestras vidas. Veremos suficientecomo para echarnos a llorar, rendirnos o simplemente no hacer nada, opción siempre válida. Pero, no. Al contrario, debemos retomar la vida y luchar sin cesar, hasta agotar toda energía posible...
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