Reforma constitucional 1994
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I. MOTIVOS Y ALCANCES DE LA REFORMA CONSTITUCIONAL
LA REELECCIÓN PRESIDENCIAL fue históricamente una idea reñida con el
constitucionalismo argentino. La Constitución Nacional de 1853 la excluyó expresamente en
función del rechazo causado por las sucesivas reelecciones de Juan Manuel de Rosas
como gobernador de Buenos Aires. El precepto que fijaba en seis años la duración del
periodo presidencial, admitía que la persona titular del Poder Ejecutivo recién pudiera
aspirar a una nueva presidencial después de pasado un lapso completo de seis años desde
concluida su primera gestión. Este principio fue adoptado a partir de 1853 por todas las
provincias argentinas que sancionaron sus respectivas Constituciones, con relación a los
gobernadores. En 1949 el general Juan Domingo Perón, presidente de la nación, impulsó
una reforma de la Constitución para permitir su reelección, conseguida efectivamente en
1952. La Revolución Libertadora que lo derrotó en 1955 convocó a una nueva convención
constituyente en 1957 que ratificó la derogación de las reformas de 1949, restableciéndose
el principio de la no reelección.
Hacia 1958, durante la presidencia del doctor Raúl Alfonsín, comenzó a gestarse un
movimiento que propiciaba la reforma constitucional para limitar el periodo presidencial a
cuatro años, admitiendo la posibilidad de una reelección. La iniciativa tuvo andamiento e
influyó para que varias provincias (aproximadamente 12) reformaran sus Constituciones
admitiendo la reelección de los gobernadores. Sin embargo, en el plano nacional fracasó
por los resultados electorales de 1987 que disiparon el intento. La crisis económica de ese
momento influyó en esta dirección.
El presidente Carlos Menem, quien en 1989 había sucedido a Alfonsín, jamás ocultó su
voluntad reeleccionista. Inclusive en 1985 había apoyado la idea sustentada por los
seguidores de Alfonsín, contrariando la voluntad oficial de su partido que para aquel
entonces estaba en la oposición y cuestionaba la reforma. En 1993, con el aliento devenido
de las transformaciones económicas operadas en la Argentina desde 1989, se lanzó
nuevamente la idea de reformar la Constitución para establecer la reelección. Sin embargo,
las exigencias de reunir el voto favorable de las dos terceras partes de los miembros de
ambas cámaras legislativas para declarar la necesidad de la reforma, a fin de convocar a
una Convención Constituyente, parecía hacer naufragar los intentos. El justicialismo, partido
del presidente Menem, tenía mayoría en el Senado pero no podía reunir los dos tercios en
la Cámara de Diputados, donde el radicalismo de Alfonsín era la primera minoría. En tales
condiciones parecía imposible que pudiera haber reforma constitucional y, por ende,
reelección presidencial.
Pero la sorpresa invadió el país cuando en diciembre de 1993 se conoció que los doctores
Carlos Menem y Raúl Alfonsín, jefes de ambos partidos de gobierno y oposición, habían
acordado, en lo que después pasó a conocerse como Pacto de Olivos (por la ciudad vecina
a la Capital Federal donde, además de tener su sede la residencia presidencial, se habían entrevistado los dos líderes), promover una reforma de fondo de la Constitución en la que,
aparentemente, Menem accedía a la posibilidad de la reelección al tiempo que Alfonsín
lograba limitar los poderes presidenciales. Digo, aparentemente, porque como se
demostrará más adelante la reelección realmente se concretó, pero el poder presidencial no ...
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