Reforma Educativa Rieb

TRAJE DE FIESTA
Naco le decían a veces en la escuela.
De “indio huarachudo y con plumas” , José Guadalupe lo tenía todo, excepto las plumas claro está y el taparrabos. Las facciones broncíneas de la raza, los ojos negros bien negros, el pelo lacio cortado a machetazos y el musical acento totonaco.
¿Por qué entonces se le humedecían los ojos de rabia y vergüenza cuando los chicos lepreguntaban que en dónde había dejado las plumas?
Bueno, si, tenía razón de ofenderse. Aquella era una burla, y en son de burla hasta las verdades duelen, aún cuando esas verdades sean razón de orgullo y no de vergüenza.
José Guadalupe había llegado a Poza Rica a mediados del curso escolar. Su padre, después de un año de separación, había mandado por él y por sus hermanos y por la madre y por loabuelos. Estos opusieron tenaz resistencia abandonar el ranchito que tenían, pero incapaces de vivir sin los nietos queridos, después los alcanzaron en la ciudad.
Ahora había dicho el padre no nos faltará nada.
Pero ni José Guadalupe, ni José Anastasio, ni José Clemente, aguantaban los zapatos pesados como troncos de zapote, ni la ropa apretada al cuerpo como cascara detomate verse. Solo María, la más pequeña era feliz con unas chanclas nuevas, suavecitas como plumón de ave, y su falda como corola de flor.
Ni siquiera José Rogaciano, el padre, aguantaba los zapatos que llevaba en la refinería, y al llegar a su casa, se descalzaba, se desvestía y adoptaba el calzón de manta y los huaraches.
El hombre manco de una sola pierna, vive en el cielo y en el marContaba José Ligorio, el abuelo En el cielo combate con la gran serpiente con plumas y en el mar, cuando ha caído vencido, revuelve las aguas y produce las tempestades.
José Guadalupe y todos los “Joseses” escuchaban atentos.
Cuando gira y gira furioso, bailando sobre su único pie, levanta un aire violento llamado huracán.
Huracán, repetía José Anastasio.
¿Y por qué tiene sóloun pie y una mano?, preguntaba José Clemente.
Naco le gruñían ¿Dónde dejaste el taparrabos? ¿En casa?
Se acordaba del traje de fiesta del padre
Taparrabos y penacho de plumas y esa niebla de los ojos se condensaba en gotas amargas que escurrían hasta la comisura de su boca.
Un día, José Guadalupe se dejó puesto el uniforme de la escuela al llegar a casa, y desde entoncesolvidó el calzón de manta y los huaraches y se fue acostumbrando a la sofocante ropa de los ladinos. En casa se reían de él, con risa buena de la que no lastima pero no tomó en cuenta la opinión familiar, sobre todo porque, poco a poco dejó de oír los gruñidos burlones de la escuela.
El hombre manco de una sola pierna era llamado en otras partes señor Tezcatlipoca…
José Guadalupegruñía, ahora el salía al patiecito para escapar de las historias sin sentido del abuelo.
Sin darse cuenta se iba haciendo más a la manera de los chicos de la escuela que de sus padres y hermanos y abuelos y también imperceptiblemente, empezó a sentir vergüenza de su familia. De lo huarachuda que estaba, de lo naca que era.
Pero este fue un sentimiento difuso y pasajero, como una nubecillaen lo más alto de un cielo despejado. No duró mucho, tal vez porque llegó el tiempo bueno del fin de cursos y con él las vacaciones escolares.
Volvió a ser en casa el mismo de siempre y volvió a vestir camisa y calzón de manta, aunque cuando escuchaba al abuelo, muy a pesar suyo, había dejado de creer en sus historias.
Su morada está arriba y abajo…
Arriba están las estrellas, abuelo–intervenía- y abajo la tierra.
Eso es. Unas veces el hombre manco de una sola pierna, mora entre las estrellas. Entonces, no hay lluvias. Otras, en la tierra o en el agua que llena los huecos de la tierra. Ésta es la época de las tempestades…
Poco después y por unos días, en ocasión de la gran fiesta del dios de la lluvia, regresaron al Tajín. José Guadalupe se olvidó de los...