reservas marinas de sudafrica

Páginas: 8 (1927 palabras) Publicado: 18 de junio de 2015
RESERVAS MARINAS DE SUDAFRICA



En el sur de África se encuentran algunas de las aguas más fecundas del país. Pero arrecia el debate sobre cómo mantener estos mares y a las comunidades pesqueras que dependen de ellos.


E  n la costa occidental de Ciudad de El Cabo, cerca de un paraíso para el surf llamado Dungeons, hay una isla baja y plana de la que se han adueñado las focas. Aquí dormitan,braman, amamantan a sus crías y se zambullen en el Atlántico, donde los practicantes de snorkel pueden unirse a ellas sorteando arrecifes y atravesando bosques de la­­minarias, unas algas pardas gigantes. El sol brilla sobre las burbujas de aire atrapadas en su pelaje y, cuando dan volteretas y se alejan a toda prisa, dejan una estela espumeante como el champán.
La isla está en la Zona Restringidade Karbon­kelberg, un santuario marino donde cuelga el cartel de «prohibido pescar» y que se inscribe, a su vez, en una zona protegida mucho más amplia que abarca la mayor parte del litoral de Ciudad de El Cabo. Karbonkelberg es uno de esos lugares donde cualquier persona, hechizada por las caras de foca que le observan sin pestañear, po­dría sentir que el mundo oceánico está en paz… A menos que,como hice yo, alce la mirada y repare en una fila de hombres que suben trabajosamente por una colina con pesados sacos a la espalda. Tras separarme de las acrobáticas focas, nadé hasta una pequeña cala y salí a tierra en medio de una alfombra de conchas de orejas de mar vacías. Del tamaño de cuencos de sopa, resplandecían con tonalidades nacaradas rosas y verdes cual escenas de una aurora boreal.Un ibis deambulaba picoteando trocitos de tripas de oreja de mar. Trepé a una roca que minutos antes había servido de «matadero» de moluscos. Era aquí donde los hombres habían desprendido la carne del caparazón y habían llenado los sacos.






Desde la caleta, el empinado y zigzagueante camino cruza una cresta montañosa hasta el distrito de Hangberg. A lo largo de esta senda, apodada la «ruta delos furtivos», se transportan cada año cientos de toneladas de oreja de mar (en afrikáans, perlemoen) obtenida ilegalmente. La carne entra en una cadena de intermediarios y procesadores con destino a Hong Kong y otros lugares de Asia, donde se considera un manjar.

En Sudáfrica, oreja de mar es sinónimo de fracaso: fracaso en la aplicación de la ley, fracaso de la gestión pesquera y fracaso delcontrato social que sienta las bases del aprovechamiento sostenible del mar. La pesca de la oreja de mar está en quiebra, y quienes capturan este molusco de forma clandestina son universalmente repudiados como unos buitres que se enriquecen a costa de los últimos restos de un recurso en extinción.
Pero la oreja de mar es solo una pieza de una tragedia marina de mayor magnitud. Un tercio de laspoblaciones de especies de peces capturadas con fines comerciales y recreativos en el litoral de Sudáfrica (la denominada pesca de caña, porque se practica esencialmente con caña y no con red) han caído en picado. En 2000 el Gobierno declaró el estado de emergencia y redujo drásticamente el número de licencias de pesca comercial. Aun así, muchas poblaciones se mantienen en unos niveles peligrosamentebajos. Se ha prohibido la pesca comercial de 40 especies tradicionalmente pescadas con caña, un veto que afecta incluso a la damba, el pez nacional sudafricano: un devorador de mejillones de 30 centímetros de largo que llaman galjoen.
En Sudáfrica, un país amante del pescado y loco por la pesca, la angustia causada por la disminución de las capturas y por la desaparición de algunas especies esespecialmente aguda. Pero si existe una crisis ictiológica, también hay una crisis pesquera. La mitad de las comunidades que practican la pesca de subsistencia están en situación de inseguridad alimentaria porque la base de su sustento está en peligro. Sin embargo, en 1994, cuando Nelson Mandela fue elegido presidente de la recién estrenada Sudáfrica de­mocrática, su partido, el Congreso Nacional...
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