RESUMEN DEL CAPITULO 2
Bayardo San Román, llegó en el buque semanal con unas alforjas guarnecidas de plata qué hacían juego que con las hebillas de la correa y las argollas de los botines. Andaba por los treinta años, pero muy bien escondidos, pues tenía una cintura angosta de novillero, los ojos dorados, y la piel cocinada a fuego lento por el salitre. Llegó con una chaqueta corta y unpantalón muy estrecho, ambos de becerro natural, y unos guantes de cabritilla del mismo color. Magdalena Oliver había venido con él en el buque y no pudo quitarle la vista de encima durante el viaje. << Parecía marica- me dijo-. Y era una lástima, porque estaba como para embadurnarlo de mantequilla y comérselo vivo>>.
La noche en que llegó dio a entender en el cine que era ingeniero de tres, y habló de laurgencia de construir un ferrocarril hasta el interior para anticiparnos a las veleidades del rio.
Al día siguiente tuvo que mandar un telegrama, y él mismo lo transmitió con el manipulador, y además le enseño al telegrafista una formula suya para seguir usando las pilas agotadas.
Un domingo después de misa desafío a los nadadores más diestros, que eran muchos, y dejo rezagados a los mejores conveinte brazadas de ida y vuelta a través del río.
Esto respondía a la leyenda prematura de que Bayardo San Román no solo era capaz de hacer todo, y de hacerlo muy bien, sino que además disponía de recursos interminables.
Nunca se estableció muy bien cómo se conocieron. La propietaria de la pensión de hombres solos donde vivía Bayardo San Román, contaba que éste estaba haciendo la siesta en unmecedor de la sala, a fines de septiembre, cuando Ángela Vicario y su madre, atravesaron la plaza con dos canastas de flores artificiales.
Bayardo San Román despertó a medias, vio las dos mujeres bien vestidas de negro que parecían los únicos seres vivos en el marasmo de las dos de la tarde, y preguntó quién era la joven. La propietaria le contestó que era la hija menor de la mujer que le acompañaba,y que se llamaba Ángela Vicario. Bayardo San Román las siguió con la mirada hasta el otro extremo de la plaza.
-Tiene el nombre bien puesto- dijo.
Luego recostó la cabeza en el espaldar del mecedor, y volvió a cerrar los ojos.
-Cuando despierte-dijo-, recuérdame que me voy a casar con ella.
Ángela Vicario me contó que la propietaria de la pensión le había hablado de este episodio desde antes deque Bayardo San Román le requiriera de amores. <
-Mejor-dijo él-, así será más fácil, y además, más barata.
Ella me confesó que había logrado impresionarla, pero por razones contrarias del amor.
<
Esa noche, cuando volvió a su casa, Ángela Vicario, encontró allí la ortofónica envueltaen papel de regalo y adornada con un lazo de organza.
Ángela Vicario era la hija menor de una familia de recursos escasos. Su padre, Poncio Vicario, era orfebre de pobres, y la vista se le acabó de tanto hacer primores de oro para mantener el honor de la casa. Purísima del Carmen, su madre, había sido maestra de escuela hasta que se casó para siempre. Las dos hijas mayores se habían casado muy...
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