Resumen libro 7 HABITOS
Stephen R. Covey
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Todos hemos sentido alguna vez la necesidad de experimentar un cambio interior que
revolucione nuestras vidas, que nos mejore como personas. Somos conscientes de nuestros defectos y errores de carácter e incluso capaces de hacer verdaderos propósitos para cambiar
nuestro comportamiento. Sin embargo, sabemos que difícil (a veces imposible) corregir los
malos hábitos y a menudo nos frustramos en el intento. ¿En qué radica esta dificultad..? Es
cuestión de voluntad o es el peso de la herencia..? El problema está en nosotros mismos: es
necesario descifrar las necesidades y deseos más íntimos, y trabajar eficazmente para ellos.
Los humanos tenemos dos cualidades únicas que todavía no se han podido demostrar
en los animales: la autoconciencia y la imaginación. Con la primera podemos “salir” de
nosotros mismos y examinarnos; con la segunda somos capaces de crear opciones. Si
nos situamos bajo un árbol frondoso de los que tienen decenas de años, cuyas ramas
llegan hasta el suelo nos cubren por completo, tendremos una visión interior del árbol:
su estructura y detalla, el estado de su tronco, el despliegue de las ramas, la forma de
las hojas.... En cambio, si nos alejamos de él tendremos una perspectiva global: la
forma de la copa, su verdadera dimensión, hasta donde alcanzan las ramas, el paisaje
que le rodea....Con nosotros podemos hacer lo mismo: es posible sentir nuestro estado
interior, pero también podemos distanciarnos relativamente para obtener una idea
general de cómo actuamos y que es lo que representamos.
Cada cual tiene una percepción única de la vida, en base a la que nos comportamos.
Ésta no sólo la llevamos dentro sino que la reflejamos en el entorno y, al mismo tiempo,
este entorno influye en nuestra percepción. En primer lugar es necesario observar
cómo es esa percepción, en qué fundamentos internos y externos se basa, y averiguar
a partir de que surge. Esta es la tarea más difícil: la de descubrirnos a nosotros
mismos. Sin embargo hay algo que nos facilita la labor: todos conocemos cuales son
los valores auténticos del ser humano y cuáles son los más despreciables, y este saber
o sentimiento común nos sirve de directriz a la hora de evaluarnos.
P
rimer hábito la PROACTIVIDAD
Una persona proactiva es alguien que está convencido de sí mismo. Pavlov enunció la teoría del
estímulorespuesta en la que afirmaba que los ratones respondían ante estímulos aprendidos. Dicho al revés, los ratones estaban condicionados por determinados estímulos: si los conocían
reaccionaban, si no los conocían (no los habían aprendido) eran incapaces de responder. Esta
teoría se aplicó al comportamiento de los seres humanos. Las personas nos habituamos a
determinadas acciones aprendidas y luego somos incapaces de actuar de otra forma: vulgarmente
le llamamos costumbre. Pero el hombre tiene la capacidad de elegir una respuesta. Después del estímulo, el hombre proactivo opta – no reacciona – por su respuesta. Se trata, pues, de asimilar
y de convencernos a nosotros mismos de las directrices que nos impulsan a actuar en cualquier
situación. Estas directrices son las cualidades que distinguen al hombre y que dan sentido a su
vida, es decir, los principios universales de dignidad humana, rectitud, integridad, raciocinio,
potencial, comprensión......
Cambiar la conducta sólo por conveniencia es difícil. Si detrás de la conducta existe un
convencimiento de por qué se hace y se elige deliberadamente la forma de hacerlo,
nuestros hábitos tendrán unas raíces sólidas. La persona reactiva actúa por impulso,
por emoción, por la influencia del medio. Ser proactivo ...
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