Resumen Marcelino Pan Y Vino 08 07 2014

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Autor Joseacute Mariacutea Saacutenchez Silvabr /
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Capiacutetulo Ibr /
Hacecasi cien antildeos, tres franciscanos pidieron permiso al sentildeor alcalde de un pequentildeo pueblecito para que les dejase habitar, por caridad, unas antiguas ruinas que estaban abandonadas a unas dos leguas del pueblo, en terrenos de los cuales era propietario el Municipio. br /
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El alcalde, hombre piadoso, accedioacute a ello por su propia cuenta, sin consultar para nada con losconcejales. br /
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Partieron los frailes no sin bendecir a su bienhechor y, llegados a las ruinas que ya conociacutean, se pusieron a cavilar sobre coacutemo hacer alliacute enseguida un refugio para pasar la noche. br /
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El lugar correspondiacutea a una granja desde la cual, en otros tiempos, trataron los vecinos de aquel pueblo de hacer frente a los franceses, cuando eacutestos invadieronEspantildea, allaacute para mil ochocientos y pico, o por lo menos desviarlos para evitar la ruina del pueblo. br /
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Entre los frailes habiacutea uno joven que era muy dispuesto e ingenioso y enseguida vio por doacutende habiacutea que comenzar estaban por alliacute las grandes piedras que sirvieran a la construccioacuten del primitivo edificio, aunque no todas enteras. Habiacuteaaacuterboles cerca para hacer madera y corriacutea por no muy lejos un riachuelo que les prometiacutea a los pobrecillos frailes no morir de sed. br /
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Mas como el diacutea iba muy avanzado, a pesar de que salieran del pueblo antes del amanecer, (veniacutea unoviejo con ellos, de paso muy vacilante), pensoacute el buen fraile en comenzar por el principio, con lo que, buscando unos palos y armandosobre ellos la vieja manta que traiacutean, arregloacute entre las piedras un pequentildeo espacio cubierto y encendiendo luego fuego, instaloacute al viejo y envioacute al otro por agua al arroyo, mientras eacutel mismo asaba a la lumbre unas patatas que cierta buena mujer les diera como limosna. br /
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Cumplidos los rezos, hecha la parva cena y venida la noche, dieacuteronse al suentildeo lostres frailes y a la mantildeana siguiente, siempre dirigidos por el bien dispuesto, comenzaron su trabajo. br /
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Asiacute se inicioacute la reconstruccioacuten de aquel edificio aislado y cincuenta antildeos maacutes tarde, cuando nosotros entramos en eacutel, ha variado ya mucho. Es una construccioacuten tosca y muy simple, pero parece segura y a veces ha brindado refugio a caminantes ypastores durante las tormentas. Tiene una planta baja grande y otra pequentildea encima a las espaldas de la casa, encerrada en un recinto de piedras, estaacute la huerta, que suministra a los frailes parte de su alimento. En la planta baja estaacuten la pequentildea capilla de la Comunidad, las celdas, el refectorio y la cocina con su despensa arriba hay otras celdas y una troje grande, donde suelenguardarse las cosas de mucho bulto y de uso menos frecuente, y a su derecha, al pie mismo de la vieja y carcomida escalera que alliacute sube, hay un pequentildeo desvaacuten que recibeluz del exterior por un estrecho ventanillo. br /
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Ya no son tres los frailes, sino doce. De aquellos tres primeros murieron dos y uno, muy viejo y enfermo, es aquel tan dispuesto que conocimos joven y...