Ritual De Don Rigoberto
Con mucha destreza atrapaba y extirpaba cada vello que asomaba en sus orejas a pesar deque cada miércoles los eliminaba siempre se aparecían en cada semana. El solo imaginar que no los exterminara, le producía una sensación de nausea.
También fantaseaba que doña Lucrecia le limpiara consus dientes blancos y alineados los vellos del pubis: la mera idea le provocaba una erección. Sin embargo se consideraba un hombre lleno de prejuicios en materia amorosa a los que no estaba dispuestoa renunciar. Se decía que los pelos estaban bien y que eran un poderoso aderezo sexual siempre y cuando crecieran en el en el lugar indicado: en la cabeza o en el monte de Venus. En brazos y piernas,no; ¡y entre los pechos, jamás!
En ocasiones se decía: “Esta noche no haré, oiré el amor “y a Lucrecia la divertía. –Déjame oír tus pechos. Musitaba al tiempo que acomodaba los pezones de su esposaen al hipersensible gruta de sus oídos. Calzaban perfectamente y los escuchaba con los ojos cerrados y extático. Pensaba incluso que hasta en su lecho de muerte, si le restaban fuerzas, seguiríadestruyéndolos. Sin embargo, cuando su cuerpo yaciera sin vida, los intrusos podrían brotar a sus anchas, crecer. Afear su cadáver. Por tanto estaba de acuerdo con la cremación.
Ya estando limpios esos...
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