Rom N Y Juliana

Román y Juliana
Román Segovia
Juliana Perovich
Benjamín: Primo de Segovia
Teodoro: Hermano de Juliana
Perovich: Padre de Juliana
Patricia: Madre de Jualiana
Segovia: Padre de Román
Doña Segovia: Madre de Román
Hernández: Comisario de Boedo
Álvarez: Amigo de Perovich
Matías: Hijo de Álvarez
Hernán: Amigo de Román


En el bello barrio de Boedo, aquella mañana, se cruzaron. El griterío a tempranahora comenzó, una vez más. Un odio antiguo y seco era una de las causas de aquella pelea. La enemistad entre los Perovich y los Segovia, familias vecinas entre ellas. Los jóvenes de cada familia discutían. Las ventanas comenzaron a abrirse y los vecinos salieron a la calle. Estaban hartos ya, muchos de ellos, de aquellas batallas callejeras.
Benjamín: — ¡Idiotas! Déjense de joder ¿Para quécarajos pelean? — (tratando de separar la pelea).
Teodoro: — ¡No te metas en donde no te llaman! — (Dirigiéndose a Benjamín).
Benjamín: — Solo trato de poner paz, ya me tienen cansados.
Teodoro: — ¿Cansados? Yo no aguanto más a los Segovia. Voy a hacer lo posible para que se vayan del barrio. Son la peste.

El combate era inevitable. Pero los vecinos de la cuadra los distanciaron. Tenían palos ypiedras en las manos. Los viejos de las dos familias, alertados por el ruido, venían corriendo por la calle.
Segovia: — ¡Otra vez estos hincha pelotas!
Doña Segovia: — Agarrá tu muleta y metete adentro vos.
Segovia: — No digas más nada…
Doña Segovia: — Pero si no podés dar un paso
De pronto apareció el Comisario Hernández.
Hernández: — Ya basta de estas pavadas che. Si siguen molestando los vosa meter preso a todos.
Segovia, su mujer y Benjamín tomaron el centro de la calle.
Benjamín: — ¿Dónde está Román? — (Preguntándole a Doña Segovia)
Doña Segovia: — Es una suerte que no haya estado en esta pelea.
Benjamín: — No estuvo bien es estos días. Lo había visto paseando por la plaza, y cuando me vio se fue rápido.
Doña Segovia: — Si, de día traba la puerta de su cuarto y vive envueltoen su noche. A veces lo escucho llorar. Si supiéramos de donde viene su tristeza podríamos ayudarlo.


Los tres se dirigieron a la residencia de los Segovia.
Benjamín: — ¡Ahí viene Román! Déjenme solos con él a ver si puedo saber que le anda pasando.
Los Segovia estuvieron de acuerdo y apuraron el paso, para entrar a la casa.
Román: — ¡Benja! ¿Cómo andás primo?
Benjamín: — Bien, ahí andamosRomán. — ¿Esos son mis viejos los que van allá?
Benjamín: — Si, tenían apuro y dejaron sus saludos. Están preocupados, primo, no saben que te anda pasando y vos seguís así con esa cara…
(Román suspiró)
Benjamín: — ¿Enamorado?
Román: — Que se yo…
Benjamín: — Vamos loco. Es normal, no hay nada de malo. ¿Se puede saber de quién?
Román: — De la de acá al frente.
Benjamín: — ¡Jodeme!
Román: — Si. Nosé.
Benjamín: — Llegan a saber tus viejos y te matan. — (entre risas)
Mientras en la casa de los Perovich estaba Álvarez, un viejo amigo que vivía cerca de ellos, le aconsejaba que haga las paces con los Segovia.
Perovich: — Creo que Segovia, igual que yo, está envuelto de rencor, pero a esta altura de los años ya podríamos vivir en armonía.
Álvarez: — Y si. Cambiando de tema te hice unapropuesta con mi hijo y tu hija y no me respondiste.
Perovich: — Juliana tiene diecisiete años. Sé que tu hijo es buen mozo, pero creo que es muy rápido.
Álvarez: — Dale Jorge. ¿No te acordás que me debes un favor todavía? Y uno muy grande eh… Llevala a la fiesta de mi hijo este sábado que le festejamos los dieciocho así se conocen. Tu hija es muy linda y Matías es un buen pibe, sano y estudioso,aparte te ayudó varias veces con los trabajos de la casa. Te cortó el pasto y pintó las rejas, ya lo conocés. ¿Qué te parece?
Perovich: — Me ganaste. Cuidala entonces en la fiesta.
Matías era buen amigo de Román y Benjamín, además de varios muchachos de Boedo. Por ende, ellos dos también fueron invitados al cumpleaños de Matías.
Benjamín: — Dejá esa cara de culo Román… ¿Vas a ir el sábado?
Román: —...