Rubén Darío
Rubén Darío
Con una dichosa facilidad parael ritmo y la rima creció Rubén Darío en medio de turbulentas desavenencias familiares, tutelado por solícitos parientes y dibujando con palabras en su fuero interno sueños exóticos, memorablesheroísmos y tempestades sublimes. Pero ya en su época toda esa parafernalia de prestigiosos tópicos románticos comenzaba a desgastarse y se ofrecía a la imaginación de los poetas como las armas inútiles quese conservan en una panoplia de terciopelo ajado.
Rubén Darío estaba llamado a revolucionar rítmicamente el verso castellano, pero también a poblar el mundo literario de nuevas fantasías, deilusorios cisnes, de inevitables celajes, de canguros y tigres de bengala conviviendo en el mismo paisaje imposible. Trajo a un idioma que estaba en tiempos de decadencia el influjo revitalizador americanoy los modelos parnasianos y simbolistas franceses, abriéndolo a un léxico rico y extraño, a una nueva flexibilidad y musicalidad en el verso y la prosa, e introdujo temas y motivos universales,exóticos y autóctonos, que excitaban la imaginación y la facultad de analogías.
En brillantez formal, estilística y musical, apenas hay poeta en lengua española que iguale al Darío de la primera etapa, laetapa plenamente modernista de Azul (1888) y Prosas Profanas (1896). Cuando se aminora su esteticismo, y el ideal del arte por el arte deja lugar a nuevas inquietudes, surge su obra maestra, Cantosde vida y esperanza (1905), en la que el absoluto dominio de la forma ya no tiene la mera belleza como único objetivo, sino que sirve a la expresión de una intimidad angustiada o de preocupaciones...
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