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DARÍO
EL VIAJE A
NICARAGUA
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HISTORIA DE MIS LIBROS
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VOLUMEN
XVII
DE LAS OBRAS COMPLETAS
ADMINISTRACIÓN
EDITORIAL «MUNDO LATINO»
MADRID
AtoILUSTRACIONES
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ES PROPIEDAD
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EL VIAJE
A NICARAGUA
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¿ia. ^u. L^O Canoa de C^eíaua
ras quince años de ausencia, deseaba yo volver a ver mi tierra natal.
Había en mí algo como una nostalgia del Trópico. Del paisaje, de las
gentes, de las cosas conocidas en
los años de la infancia y de la primera juventud. La catedral, la casa vieja detejas
arábigas en donde despertó mi razón y aprendí a leer; la tía abuela casi centenaria que
aun vive; los amigos de la niñez que ha respetado la muerte, y tal cual linda y delicada
novia, hoy frondosa y prolííica mamá por la
obra fecundante del tiempo. Quince años de
ausencia... Buenos Aires, Madrid, París, y
tantas idas y venidas continentales. Pensé
un buen día: iré a Nicaragua. Sentí en lamemoria el sol tórrido y vi los altos volcanes, los lagos de agua azul en los antiguos
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RUBÉN
DARÍO
cráteres, así vastas tazas demetéricas
como
llenas de cielo líquido.
Y salí de
París hacia el país centroamericano, ardiente y pintoresco, habitado por
gente brava y cordial, entre bosques lujuriantes y tupidos, en ciudades donde sonríen mujeres de amor y gracia, y donde la
bandera del países azui y blanca, como la
de la República Argentina.
Me embarqué
en un vapor francés, La ProCherbourg, y llegué a
Nueva York sin más incidente en la ruta que
una enorme ola de que habló mucho la prensa. Según Luis Bonafoux, la caricia del mar
iba para mí... Muchas gracias. Pasé por la
metrópoli yanqui cuando estaba en pleno
hervor una crisis financiera. Sentí el huracán de la Bolsa. Vi laomnipotencia del mulvence, en el puerto de
y admiré la locura mammónica
de la vasta capital del cheque.
Siempre que he pasado por esa tierra he
timillonario
tenido la misma impresión. La precipitación
de la vida altera los nervios. Las construcciones comerciales producen el mismo efecto psíquico que las arquitecturas abrumadoras percibidas por Quincey en sus estados
tebaicos. El ambiente delirio delas grandezas hace daño a la ponderación del espíritu.
EL VIAJE
A
NICARAGUA
allí de primitivo y de supertéde cainitas o de marcianos. Los ascensores express no son para mi temperamento,
ni las vastas oleadas de muchedumbres electorales tocando pitos, ni el manethecelphárico renglón que al despertarme en la sombra
de la noche solía aparecer bajo el teléfono
en mi cuarto del Astor: You have mailin the
Siéntese algo
rreo,
office.
Pésima navegación se hace de Nueva York
a Colón. Los vapores son pequeños y mal
acondicionados. La comida, desolante: desde
la sopas dudosas hasta las suelas de engrudo
envueltas en miel de ciertos cakes de la culinaria anglosajona.
Ya es el Trópico. Ya la casas de Colón se
destacan entre las palmeras Ya se desembarca del muelle colones, entre jamaicanos,yanquis y panameños medio yanquis. Y sentís que estáis en una prolongación de los Estados Unidos. Desde vuestro banco del salón
de espera podéis leer en inglés sobre dos
puertas de cierto lugar indispensable: Para
señoras blancas y Para señoras negras. Detalle de higiene física y moral que desde luego
.
hay que aplaudir.
Se toma el tren para Panamá, y en el trayecto puede observarse la ricavegetación
RUBÉN
DARÍO
un lado y
otro las casas en que habitan los trabajadores del Canal.
del suelo tórrido. Adviértense a
Pasé por ¿iquí hace ya largo tiempo, cuando el desastre de Lesseps, y dije en La Nación, de Buenos Aires, la desbandada de la
débácle. Aun recuerdo los grupos de salvajes africanos, aullantes y casi desnudos,
acharolados bajo el so! furioso. Hoy se han
reedificado antiguas...
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