Sísifo

Los remaches vibraban, las juntas emitían chirriantes silbidos de vapor, los teslámetros se habían vuelto locos. El panel de control de aquella prometedora máquina se reducía a una una masa viscosade colores entremezclados. Las tuberías estaban al rojo vivo. Yo, aturdido en una esquina, luchaba por no perder el conocimiento. Me negaba a aceptar no solo el fracaso del experimento sino elpeligro que se cernía sobre mí. La temperatura del sótano aumentaba rápidamente, casi no se podía respirar. Finalmente el núcleo incandescente emitió un potente destello. Después sólo recuerdo el silencioy la oscuridad a mi alrededor.
Desperté en mi cama empapado en sudor, la respiración agitada. Miré el reloj, las 5:30 A.M. Sólo había sido una pesadilla. Renuncié a la media más que mecorrespondería de sueño y me levanté. Todavía era de noche. Miré en el espejo mi rostro cansado y envejecido. Los días pasaban demasiado rápido desde que me trasladaron al nuevo proyecto. Tal vez estabademasiado obsesionado con él pero era como si hubiera nacido para dedicarme a esta labor.
Llegué temprano al laboratorio y ya había algunos becarios comprobando que todo estaba en orden. Era evidenteque lo estaba había estado comprobándolo todo anoche. Recuerdo cómo hacía menos de un año yo era uno de estos muchachos llenos de ilusiones, ahora parecía que habían pasado décadas y me encontraba enun puesto de bastante responsabilidad en este proyecto. Había desarrollado un tipo de intuición que me permitía conocer los entresijos de la física asociada a este aparato, las ideas venían a micabeza como si ya las conociera de antemano y no me era complicado, desde que entré en el proyecto, corregir las ecuaciones más enrevesadas.
Hoy se pondría en marcha la máquina llamada Sísifo I, sitodo iba bien se abriría un agujero temporal que permitiría conocer detalles concretos del pasado, concretamente del día anterior. Yo era el encargado de entrar en la sala sellada y tenía un mal...