Simbad el marino Mundo Primaria

Páginas: 6 (1417 palabras) Publicado: 2 de septiembre de 2015
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Simbad el marino
Adaptación del cuento clásico de Las mil y una noches
Hace muchos años vivía en Bagdad un joven que tenía por oficio llevar
mercancías por toda la ciudad. Todos los días acababa agotado de tanto
cargar cajas y se lamentaba de que, lo queganaba, no le servía para

dejar de ser pobre.
Un día, al final de la jornada, se sentó a descansar junto a la puerta de la
casa de un rico comerciante. El hombre, que estaba dentro, le oyó
quejarse de su mala suerte en la vida.
– ¡Trabajar y trabajar, es lo único que hago! Al final del día sólo
consigo recaudar tres o cuatro monedas que apenas me dan para
comprar un mendrugo de pan y un poco depescado ahumado ¡Qué
desastre de vida la mía!
El comerciante sintió lástima por el chico y le invitó a cenar algo
caliente. El muchacho aceptó y se quedó asombrado al entrar una
vivienda tan lujosa y con tan ricos manjares sobre la mesa.
– ¡No sé qué decir, señor!… Nunca había visto tanta riqueza.
– Así es – contestó educadamente el hombre – Soy muy afortunado,
pero quiero contarte cómo heconseguido todo esto que ves. Nadie
me ha regalado nada y sólo espero que entiendas que es el fruto de
mucho esfuerzo.
El comerciante, que se llamaba Simbad, relató su historia al intrigado
muchacho.
– Verás… Mi padre me dejó una buena fortuna, pero la malgasté
hasta quedarme sin nada. Entonces, decidí que tenía que hacerme
marino.
– ¿Marino? ¡Guau! ¡Qué maravilla!

– Sí, pero no fue fácil. Durante elprimer viaje, me caí del barco y
nadé hasta una isla, que resultó ser el lomo de una ballena ¡El susto
fue tremendo! Por suerte me salvé de ser tragado por ella. Conseguí
agarrarme a un barril que flotaba en las aguas y la corriente me llevó
a orillas de una ciudad desconocida. Vagué de un lado para otro
durante un tiempo hasta que logré que me admitieran en un barco
que me trajo de regreso a Bagdad¡Fueron días muy duros!
Terminó de hablar y le dio al chico cien monedas de oro a cambio de
que al día siguiente, al terminar su trabajo, regresara a su casa para
seguir escuchando sus relatos. El joven, con los bolsillos llenos, se fue
dando botes de alegría. Lo primero que hizo, fue comprar un buen
pedazo de carne para preparar un asado y se puso las botas.
Al día siguiente volvió a casa deSimbad, tal y como habían acordado.
Tras la cena, el hombre cerró los ojos y recordó otra parte de su
emocionante vida.
– Mi segundo viaje fue muy curioso… Avisté una isla y atracamos el
barco en la arena. Buscando alimentos encontré un huevo y cuando
me disponía a cogerlo, un ave enorme se posó sobre mí y me agarró
con sus fuertes patas, elevándome hasta el cielo. Pensé que quería
dejarme caer sobreel mar, pero por suerte, lo hizo sobre un valle
lleno de diamantes. Cogí todos los que pude y, malherido, salí de allí
a duras penas. Conseguí localizar a la tripulación de mi barco, pero
por poco no lo cuento.

Cuando terminó de rememorar su segundo viaje, le dio otras cien
monedas de oro, invitándole a regresar al día siguiente. Al joven le
encantaban las aventuras del viejo Simbad el marino yfue puntual a su
cita. Una vez más, el hombre se sumió en sus apasionantes recuerdos.
– Te parecerá raro, pero a pesar de que ya vivía cómodamente no me
conformé y quise volver al mar una tercera vez. De nuevo, corrí
aventuras muy emocionantes. Llegamos a una isla donde habitaban
cientos de pigmeos salvajes que destrozaron nuestro barco. Nos
apresaron y nos llevaron ante su jefe, que era un grangigante de un
solo ojo y mirada espantosa.
– ¿Un gigante? ¡Qué miedo!
-¡Sí, era terrorífico! Se comió a todos los marineros, pero como yo
era muy flaco, me dejó a un lado. Cuando terminó de devorarlos se
quedó dormido y yo aproveché para coger el atizador de las brasas,
que estaba al rojo vivo, y se lo clavé en su único ojo ¡El alarido fue
aterrador! Giró con rabia sobre sí mismo pero ya no podía...
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