Simon bolivar
Este hecho, aparentemente sencillo, ha entrado de manera sublime en la Historia patria. En efecto, Simón Bolívar había emprendido aquel día uno de sus largos ynostálgicos paseos en compañía de Simón Rodríguez. La caminata les condujo hasta la cumbre del Aventino, el Monte Sacro de Roma, una de las siete colinas de Roma.
Al caer la tarde, desde lo alto admiraronen la serenidad del crepúsculo la ciudad a los pies del monte. Rodríguez y Bolívar se sentaron a descansar mientras sus miradas recorrían el amplio paisaje que se ofrecía ante sus ojos. Admirandoaquel panorama, Bolívar recordó el campo y el paisaje venezolanos y, pensando en los plebeyos conducidos por Licinio hasta aquel monte, le invadió un sentimiento de profunda ansia por la libertad deVenezuela, por lo que en voz alta y firme, dijo:
"¿Conque este es el pueblo de Rómulo y Numa, de los Gracos y los Horacios, de Augusto y de Nerón, de César y de Bruto, de Tiberio y de Trajano? Aquí todaslas grandezas han tenido su tipo y todas las miserias su cuna...
Siguió pensando en todo lo que le inspiraba ese pueblo, que había dado para todo, menos para la causa de la humanidad. De pronto,con los ojos encendidos como llamas, se puso en pie, se aferró con frenesí a las manos de Rodríguez, cayó de rodillas y dió rienda suelta a sus pensamientos con una emoción incontenible:
"Juro delantede usted; juro por el Dios de mis padres; juro por ellos; juro por mi honor, y juro por la patria, que no daré descanso a mi brazo ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimenpor voluntad del poder español".
Estas ideas expresadas por el Libertador aquella tarde, inefables como la puesta de sol, cuando declaró su inmortal compromiso, comenzaron a cumplirse cuando...
Regístrate para leer el documento completo.