jóvenes... demasiados jóvenes para asumir esa responsabilidad. -¿Que quieres decir con "demasiado jóvenes?", replicó Cappy. -Bueno, el único a quien yo consideraría competente para ocupar el cargo sería Andrews y él apenas tiene unos treinta años. -Treinta años, ¿eh?; pues si no mal recuerdo yo te empecé a pagar un sueldo de diez mil dólares al año y a confiarte la responsabilidad de dos millonescuando apenas tenías veintiocho. -Es cierto, pero Andrews ... bueno, no hemos puesto a prueba todavía su competencia. -¡Skinner! -interrumpió Cappy en voz resonante- no alcanzo a comprender todavía por que no te he mandado al diablo. ¿Dices que todavía no hemos puesto a prueba la competencia de Andrews? ¿Por qué tenemos aquí gente que no sabemos lo que puede hacer ... ¡contéstame! El mundo de hoyes el mundo de la juventud, y métete esto en la cabeza. (Dirigiéndose hacia el otro administrador continuó:) -Matt, ¿que te parece Andrews para el puesto de Shanghai?! -Lo creo capaz. -¿Por qué? -Porque lleva bastante tiempo con nosotros para haber adquirido la experiencia necesaria. -¿Crees, Matt, que también tenga el valor necesario para asumir la responsabilidad? Eso es mas importante todavíaque la tal experiencia que Skinner y tú consideran como lo más esencial. -De eso nada puedo decirle a Ud., pero me parece que tiene energía e iniciativa, y personalmente es agradable. -Bueno, antes de mandarlo hay que convencernos de que tiene energía e iniciativa... de si los tendrá cuando tenga que tomar una decisión inmediata, seis mil millas distante de sus jefes a quienes consultar - yproceder acertadamente de acuerdo con su criterio. Eso es lo más importante Skinner. Tiene Ud. razón, Mr. Ricks, y creo que Ud., quién debe hacer la prueba. -Convencidos, Skinner. El próximo representante que mandemos a Shanghai tendrá que ser un luchador que no se dé por vencido... Ya hemos tenido allá tres que resultaron un fracaso, y de esos no queremos más. Sin decir otra palabra, Cappy se echó deespaldas en su sillón giratorio y cerró los ojos.
3. 3 -Parece que va a fraguar la prueba para Andrews -dijo Matt Peasley en voz baja a Skinner al salir de la oficina de Mr. Ricks. CAPITULO II: El destino no permitió dejar en paz a Mr. Ricks en sus reflexiones por mucho tiempo. A los diez minutos el teléfono sonaba, y con no poco enfado, como si alguien le hubiera interrumpido un tranquilo sueño,tomó el receptor y gritó: "¡¿Quién es?!. -Mr. Ricks - respondió la telefonista de las oficinas centrales -está aquí un joven que se llama William Peck y desea verlo a Ud. personalmente. -Cappy suspiró como para reflexionar. -Bien, dígale que pase. Un empleado condujo al visitante ante el presidente de la importante empresa maderera y de vapores. Al hallarse en su presencia, saludó respetuosamentey dijo: "Mr. Ricks, mi nombre es William E. Peck; le agradezco a Ud. mucho la fineza de concederme una entrevista. Mirándolo con un semblante severo, Cappy le dijo que tomara asiento, señalándole una silla frente a su escritorio. Al acercarse Peck a la silla, Cappy notó que cojeaba un poco y que el brazo izquierdo lo tenía amputado hasta el codo. -Bien; Mr. Pekc, ¿que deseaba Ud.? -He venido a queme dé Ud. trabajo -respondió Pekc. -Habla Ud. como si tuviera la seguridad. -Ciertamente, Mr. Ricks, yo se que Ud. no me lo negará. -¿Por qué? Peck, sonriendo en una forma que le simpatizó a Mr. Ricks, contestó: -"Yo soy agente vendedor, y sé que puedo vender cualquier cosa que tenga algún valor, porque lo he demostrado durante cinco años y quiero demostrárselo a Ud. -Mr. Peck - dijo Cappysonriendo- de eso no tengo duda, pero dígame, ¿acaso sus defectos físicos no son un impedimento?
4. 4 -No, Mr. Ricks, en ningún modo; lo que me queda del cuerpo está sano, sobre todo mi cabeza y me queda el brazo derecho. Puedo pensar y puedo escribir, y aunque cojeo, puedo ir tras de un pedido más a prisa y más lejos que la mayoría de los que tienen dos buenas piernas. ¿Estoy contratado, Mr. Ricks?...
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