Temas d filosofía

El Infierno de los filósofos
Héctor Ponce


Resumen. La filosofía tiene cuando menos dos aspectos a considerar, y uno de ellos la presenta como un ejercicio argumentativo y crítico con una disposición a discutir acerca de conceptos generales, pero básicos, como son la verdad, la ética y la estética; y, al examinar tales presupuestos, el ejercicio crítico de la filosofía cuestiona lasbases del “sentido común”. La filosofía, en el segundo aspecto que se considerará en este artículo, puede ser un ejercicio creativo que amplía las perspectivas y convicciones a las que estamos habituados.

Cuando se pregunta por cuál es el valor de la filosofía se podría hacer un recuento histórico de los autores y de sus tesis y de sus discusiones, pero se tiene que señalar, como lo hizoBertrand Russell[1], que el valor de las controversias filosóficas no descansa en sus respuestas, muchas veces insatisfactorias, sino que el valor de leer los textos de Platón y Kant, de Sartre y Habermas, radica, de entrada, en que critican y amplían las perspectivas que tenemos acerca de conceptos tan generales, pero básicos, como son la verdad, la justicia y la estética. Nuestras concepciones, porejemplo, pueden adquirir un contrapunto al enterarnos que sobre el concepto de Dios los griegos y los cristianos tuvieron diferencias insalvables. Para los griegos, orgullosos de ser racionales, era inaceptable que se violasen las leyes de la lógica y, por eso, sostenían que Dios no pudo haber creado el cosmos, pues implicaba una absurda posibilidad y una pregunta imposible de resolver: ¿quéhacía Dios entonces antes de la creación? Pregunta a la que, desde el cristianismo, respondió parcial y sarcásticamente San Agustín en el libro XI de las Confesiones: lo que hacía Dios era preparar el Infierno para achicharrar a los que hacían tales preguntas[2].
Conocer tales reflexiones, claro está, no ofrece respuestas definitivas y últimas, pero pueden hacer que veamos de manera distintanuestras convicciones básicas y, si contamos con suerte, pueden hasta estimularnos a superar los maniqueísmos que arrastramos desde la infancia. Por ejemplo, que un profesor de teología cite a Nietzsche y diga que “el último cristiano murió en la cruz”, puede ser tan estimulante como cuando nos topamos con una de las frases de Óscar Wilde: “Perdona siempre a tu enemigo. No hay nada que le enfurezcamás”. Metas como las mencionadas son favorables para que las sociedades se vuelvan más curiosas y renueven sus conceptos; y, sin embargo, en cada época y en cada sociedad, la curiosidad es inhibida y aplastada sistemáticamente. ¿Cómo es posible, entonces, que hayan personas –no digamos, por ahora, grupos interesados- que estén en contra de salir de la ingenuidad y ser más independientes? Preguntar porel valor de la reflexión hace necesario explicar también el anti-valor de lo que Grenier llamó la ortodoxia[3].
Las mejores versiones de las humanidades, las artes y las ciencias propician, a partir de nuevas descripciones, que se reflexione y critique varios aspectos de la realidad, y permiten ver matices y sutilezas que antes se nos habían escapado. Desde luego, quien esté atiborrado de“sentido común” y no encuentre nada que lo confronte, considerará como una pérdida increíble de tiempo –o de simple estupidez- investigar sobre diversos asuntos, ya sean sociales, éticos, artísticos o religiosos, porque él, desde su posición en la que no duda de nada, acepta como correctas las respuestas prefabricadas de su entorno social inmediato. Sucede que el ortodoxo, al creer a pie juntillas en elpuñado de categorías con las que la tradición ha registrado a la realidad -creencia que justifica sin investigación previa y sin estudios comparados- presupone que todos los demás tenemos que ver, ordenar e interpretar la realidad únicamente con las coordenadas con que lo hace el sentido común.
Aquí, entonces, la pregunta es más escandalosa. ¿Por qué, si el dogmatismo limita...