Terbnacional argentina
Páginas: 8 (1877 palabras)
Publicado: 6 de abril de 2011
La familia
Influida por el modelo europeo, pero al mismo tiempo artífice de su propio estilo, la familia argentina sale a escena a través de una monumental investigación histórica que desnuda su singularidad a lo largo de los últimos 130 años.
En esta historia -dice la investigadora- hay dos momentos clave en los que la familia argentina moldea su carácter: entre 1870 y 1930 y desdemediados de 1960.
El primero se distingue por el fabuloso desembarco de la inmigración europea, que construye su familia a partir de pautas propias, basada en parejas casadas por la ley que deciden tener cada vez menos hijos, a contrapelo de la población criolla que vivía en concubinato con un montón de hijos señalados por la ley como ilegítimos. Dos modelos que se homogeneizan en las décadassiguientes de la mano del éxodo del campo a las ciudades.
En 1960 hay otro golpe de timón. Los cambios son radicales y se demanda una autonomía cada vez mayor de los mandatos sociales. Las instituciones están en la mira y el matrimonio recibe un golpe mortal, cuyos efectos aún siguen profundizándose.
En su extenso estudio, Torrado pone bajo la lupa a estos dos grandes hitos cuando aborda laevolución histórica de la pareja, los hijos y la composición de la familia.
Se calcula que cuatro millones de inmigrantes europeos llegaron para quedarse entre 1870 y 1930, cuando la pampa proveía de materia prima agropecuaria a los centros industriales de Europa y cuando las élites locales alcanzaban la unidad de la Nación y su organización institucional. "Poblar el desierto" fue el lema que promovióla inmigración europea .
Pero esa inmigración hizo más que eso: le impuso un sello propio a la formación y disolución de parejas. Durante dos generaciones fueron fuertemente endógamos (se casaron entre connacionales), lo que demuestra que la integración nacional no pasó precisamente por el hogar. Los méritos, en este caso, corresponden a la escuela primaria, obligatoria, pública, gratuita ylaica. Recién en la tercera generación hay evidencias de que "el crisol de razas" es algo más que un clisé sin contenido. Hasta ese momento, las diferencias étnicas se manifestaban también en las diversas formas de organizar la familia.
Los inmigrantes, mayoría apabullante en las ciudades de la Pampa Húmeda (fueron entre el 70 y el 90 por ciento de la población de la ciudad de Buenos Aires) ibancamino a la modernidad a partir de llegar más tarde al matrimonio, de formar familias con menos hijos y de disminuir la diferencia de edad entre los cónyuges, en medio de una notable secularización en sus costumbres.
Los criollos, en cambio, residentes del campo y de la periferia, se aferraban a sus tradiciones: las parejas de hecho y las familias numerosas.
Recién cuando la Argentinadespierta al desarrollo industrial -vía el justicialismo, primero, y el desarrollismo, después-, las migraciones del campo a la ciudad operan como un factor uniformador. La línea imaginaria que dividía a la sociedad en dos empieza a borronearse a favor del comportamiento de los extranjeros.
Los ’60 no llegaron solos: trajeron una revolución en las formas de armar y desarmar las uniones. El concubinato ola consensualidad y la formidable evolución de la situación social de la mujer, son los fenómenos más impactantes de la época en este campo.
Con la consensualidad las clases medias se apropiaron de una experiencia antes exclusiva de las clases bajas, aunque su punto de partida fue bien diferente: lo hicieron en nombre de las libertades individuales. Cohabitan para probar las chances de unarelación más perdurable o como forma de unión entre parejas reincidentes.
Y lo hacen con convicción: la investigación sostiene que la consensualidad representaba el 7 por ciento del total de las uniones en 1960 y el 18 por ciento en 1991; si se discrimina la ciudad de Buenos Aires, en 1960 era del 1,5 por ciento y trepa al 13,6 en 1991. Pero que los números no confundan: no hay crisis de...
Influida por el modelo europeo, pero al mismo tiempo artífice de su propio estilo, la familia argentina sale a escena a través de una monumental investigación histórica que desnuda su singularidad a lo largo de los últimos 130 años.
En esta historia -dice la investigadora- hay dos momentos clave en los que la familia argentina moldea su carácter: entre 1870 y 1930 y desdemediados de 1960.
El primero se distingue por el fabuloso desembarco de la inmigración europea, que construye su familia a partir de pautas propias, basada en parejas casadas por la ley que deciden tener cada vez menos hijos, a contrapelo de la población criolla que vivía en concubinato con un montón de hijos señalados por la ley como ilegítimos. Dos modelos que se homogeneizan en las décadassiguientes de la mano del éxodo del campo a las ciudades.
En 1960 hay otro golpe de timón. Los cambios son radicales y se demanda una autonomía cada vez mayor de los mandatos sociales. Las instituciones están en la mira y el matrimonio recibe un golpe mortal, cuyos efectos aún siguen profundizándose.
En su extenso estudio, Torrado pone bajo la lupa a estos dos grandes hitos cuando aborda laevolución histórica de la pareja, los hijos y la composición de la familia.
Se calcula que cuatro millones de inmigrantes europeos llegaron para quedarse entre 1870 y 1930, cuando la pampa proveía de materia prima agropecuaria a los centros industriales de Europa y cuando las élites locales alcanzaban la unidad de la Nación y su organización institucional. "Poblar el desierto" fue el lema que promovióla inmigración europea .
Pero esa inmigración hizo más que eso: le impuso un sello propio a la formación y disolución de parejas. Durante dos generaciones fueron fuertemente endógamos (se casaron entre connacionales), lo que demuestra que la integración nacional no pasó precisamente por el hogar. Los méritos, en este caso, corresponden a la escuela primaria, obligatoria, pública, gratuita ylaica. Recién en la tercera generación hay evidencias de que "el crisol de razas" es algo más que un clisé sin contenido. Hasta ese momento, las diferencias étnicas se manifestaban también en las diversas formas de organizar la familia.
Los inmigrantes, mayoría apabullante en las ciudades de la Pampa Húmeda (fueron entre el 70 y el 90 por ciento de la población de la ciudad de Buenos Aires) ibancamino a la modernidad a partir de llegar más tarde al matrimonio, de formar familias con menos hijos y de disminuir la diferencia de edad entre los cónyuges, en medio de una notable secularización en sus costumbres.
Los criollos, en cambio, residentes del campo y de la periferia, se aferraban a sus tradiciones: las parejas de hecho y las familias numerosas.
Recién cuando la Argentinadespierta al desarrollo industrial -vía el justicialismo, primero, y el desarrollismo, después-, las migraciones del campo a la ciudad operan como un factor uniformador. La línea imaginaria que dividía a la sociedad en dos empieza a borronearse a favor del comportamiento de los extranjeros.
Los ’60 no llegaron solos: trajeron una revolución en las formas de armar y desarmar las uniones. El concubinato ola consensualidad y la formidable evolución de la situación social de la mujer, son los fenómenos más impactantes de la época en este campo.
Con la consensualidad las clases medias se apropiaron de una experiencia antes exclusiva de las clases bajas, aunque su punto de partida fue bien diferente: lo hicieron en nombre de las libertades individuales. Cohabitan para probar las chances de unarelación más perdurable o como forma de unión entre parejas reincidentes.
Y lo hacen con convicción: la investigación sostiene que la consensualidad representaba el 7 por ciento del total de las uniones en 1960 y el 18 por ciento en 1991; si se discrimina la ciudad de Buenos Aires, en 1960 era del 1,5 por ciento y trepa al 13,6 en 1991. Pero que los números no confundan: no hay crisis de...
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