textos discriminatorios

Pedro Shimose



La arquitecta e historiadora Teresa Gisbert (La Paz, 30/11/1926) acaba de obtener el Premio Nacional PIEB (Programa de Investigación Estratégica en Bolivia). Esta recompensa corona una vida dedicada al estudio, la investigación, la enseñanza y la preservación del patrimonio nacional. Es justo que así sea porque 60 años de esforzada labor merecen el reconocimiento de unpaís que ella y su marido, el también arquitecto e historiador José de Mesa, honraron y sirvieron sin esperar nada de él.
A los premios Manuel Vicente Ballivián (1983) y el Nacional de Cultura (1995), se agrega este que viene a reconocer la grandeza intelectual de esta mujer inteligente, sencilla, enérgica, trabajadora, metódica y generosa. Nadie mejor que ella merece el Cóndor de los Andes que,por lo que sé, no se lo han concedido aún; a ella, que dedicó su vida a desvelar, estudiar y explicar los mitos prehispánicos, la historia colonial de Bolivia, la imaginería de los pueblos andinos carentes de escritura y el arte mestizo como expresión de la cultura hispanoamericana.
No lo hizo sola, es verdad. Su obra inmensa como investigadora, historiadora, crítica, profesora universitaria ymuseógrafa está ligada a la de su esposo, fallecido hace un año. Con él firmó algo más de 50 ensayos, artículos de crítica de arte, libros y folletos de gran calado historiográfico: Holguín y la pintura virreinal en Bolivia (1956), José Joaquín de Mora (1965), Museos de Bolivia (1969), Escultura virreinal en Bolivia (1972), Arquitectura andina. Historia y análisis (1985), Monumentos de Bolivia(1992) y El manierismo en los Andes (2005), por ejemplo.
Al margen de su vasta obra escrita al alimón con su marido, Teresa Gisbert es autora de cuatro libros firmados en solitario que dan una idea de su notable valía personal: Teatro virreinal en Bolivia (1962), Esquema de literatura virreinal en Bolivia (1963), Iconografía y mitos indígenas en el arte (1980) y El Paraíso de los pájaros parlantes.La imagen del otro en la cultura andina (1999); en este último estudia el mito del paraíso terrenal instalado en el Nuevo Mundo, donde los animales hablaban hasta que el pecado original los enmudeció para siempre.
Es cierto que su obra abarca solo el ámbito andino, pero no debemos caer en el error de considerar la obra andinista de los esposos Mesa-Gisbert como algo excluyente y discriminatoriorespecto del oriente de Bolivia. Ellos hicieron lo que humanamente pudieron por revelarnos aspectos de la cultura andina y la época colonial hasta entonces desconocidos, ignorados y menospreciados. El oriente boliviano aparece, naturalmente, en su Historia de Bolivia (1958-2007 / J. de Mesa, T. Gisbert y Carlos Mesa G.) y en algunos fragmentos de sus libros Arquitectura andina y Monumentos deBolivia. El tiempo limitó sus ambiciones y proyectos. Otros historiadores vendrían a llenar ese vacío, y en esas estamos.
Hija de españoles radicados en Bolivia, Teresa Gisbert pertenece a una imponente generación de bolivianas ilustres: Lidia Gueiler, Alcira Cardona Torrico, María Esther Ballivián, Gladys Moreno, Zulema Bass Werner de Ruiz, Julia Elena Fortún, Paz Nery Nava, María Elba Gutiérrez yMaría Eugenia del Valle de Siles, entre muchas otras. El premio concedido nos honra también a todos los que aún seguimos considerándonos bolivianos, más allá de cualquier ideología hegemónica de tintes racistas y regionalistas. // Madrid, 30/09/2011.
Deisy Ortiz D. y agencias

Se intensifica la polémica en torno a la intención de autoridades del Gobierno de prohibir la lectura en los centroseducativos de libros de historiadores nacionales, como Raza de bronce, La niña de sus ojos y Pueblo enfermo, por considerarlos con contenidos racistas. En opinión de profesores y pedagogos consultados por EL DEBER, dichos textos forman parte de la literatura clásica nacional y no deben ser eliminados del currículo, sino que deben ser leídos por los alumnos con la orientación de los maestros.
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