Textos recreativos
Páginas: 15 (3559 palabras)
Publicado: 20 de mayo de 2014
El Amor en la
encíclica de Benedicto XVI
El hombre sólo se hace plenamente hombre
cuando es amado, cuando se deja amar.
J. Ratzinger
Con fecha 25 de diciembre del 2005, el Romano Pontífice Benedicto XVII nos regala a los católicos y a todas las personas «de buena voluntad»1 una formidable Carta Encíclica. No pretendo glosar o comentar –ni mucho menos interpretar– las palabrasdel Papa en su texto magisterial. Esa misión queda reservada a teólogos y demás especialistas. En estas páginas únicamente quiero reflexionar sobre algunas de las ideas señaladas por Benedicto XVI, apoyándome en otros escritos suyos publicados anteriormente.
Desde hace años he sentido gran atracción y admiración por las ideas del entonces Cardenal Ratzinger, leyendo muchas de sus obras. Quizápor ello, me emociono cada vez que repaso esta Encíclica, pues la percibo como un resumen de su pensamiento teológico.
Quiera Dios que estas páginas sirvan de acicate a muchas personas para obtener y leer las anteriores publicaciones del actual Papa. Les garantizo que su lectura les ayudará a enriquecer su conocimiento sobre Dios y la persona humana.
El Dios de la fe y el Dios de losfilósofos
Una primera idea que me llamó la atención al leer la Encíclica es la referencia al filósofo griego Aristóteles, y no para ensalzarle precisamente. El Papa reconoce la aportación de este pensador, capaz de deducir la existencia de una “potencia divina” a la que debemos amar, pero que «ella misma no necesita nada y no ama, sólo es amada»2.
Enseguida nos advierte la insuficiencia deese postulado filosófico frente al Dios bíblico, el Amor3. El Dios bíblico es amante: «El Dios único en el que cree Israel, sin embargo, ama personalmente. Su amor, además, es un amor de predilección»4.
Me parece que para Benedicto XVI es esencial distanciar el verdadero Dios, revelado por Si Mismo, del concepto divino ofrecido por la filosofía.
Los filósofos –como señala repetidamente elCardenal Ratzinger– nos presentan a Dios «como algo neutro, como un concepto supremo y definitivo, como puro ser o puro pensar, eternamente cerrado en sí mismo, sin proyección alguna hacia el hombre y hacia su pequeño mundo»; un Dios «cuya pura eternidad e inmutabilidad excluye toda relación a lo mutable y contingente»5.
Para la filosofía, Dios es el ilimitado, el espíritu absoluto, el sersubsistente, un ente que «no puede ser sentimiento ni pasión, sino solamente pura matemática de todo»6. Llegando a concluir que «el puro pensar es mayor que el amor»7.
Arrinconada esta concepción filosófica, el Cardenal Ratzinger nos recuerda como el Dios de la fe ama personalmente, es decir, es Persona amante, es Amor. Así afirma: «para la fe el hombre Dios, no sólo es pensar del pensar, eternamatemática del universo, sino agapé, potencia de amor creador»8. Después de citar una frase del Evangelio de Lucas –“Yo os digo que en el cielo será mayor la alegría por un pecador que haga penitencia que por noventa y nueve justos que no necesitan de penitencia”9–, asienta «si queremos deducir de este texto quién es Dios, diremos que es el Dios que nos sale al encuentro, el Dios antropomórfico yafilosófico. Como en muchos otros textos del Antiguo Testamento, padece y se alegra con los hombres, busca, sale al encuentro»10.
Para Benedicto XVI Dios no se puede reducir a una geometría insensible del universo, no es el Gran Arquitecto, sino el Gran Amor, con corazón, ¡es el Amante!, «con todas las extravagancias de un amante»11, «un amante con toda la pasión de un verdadero amor»12.El Cardenal Ratzinger no rechaza la filosofía, pero ve necesario superarla y subsanarla a la luz de la Revelación. Así afirmará: «el mensaje del evangelio y de la imagen cristiana de Dios corrigen la filosofía y nos hacen ver que el amor es superior al puro pensar. El pensar absoluto es un amor, no una idea insensible, sino creadora, porque es amor»13.
La imagen cristiana de Dios
La...
encíclica de Benedicto XVI
El hombre sólo se hace plenamente hombre
cuando es amado, cuando se deja amar.
J. Ratzinger
Con fecha 25 de diciembre del 2005, el Romano Pontífice Benedicto XVII nos regala a los católicos y a todas las personas «de buena voluntad»1 una formidable Carta Encíclica. No pretendo glosar o comentar –ni mucho menos interpretar– las palabrasdel Papa en su texto magisterial. Esa misión queda reservada a teólogos y demás especialistas. En estas páginas únicamente quiero reflexionar sobre algunas de las ideas señaladas por Benedicto XVI, apoyándome en otros escritos suyos publicados anteriormente.
Desde hace años he sentido gran atracción y admiración por las ideas del entonces Cardenal Ratzinger, leyendo muchas de sus obras. Quizápor ello, me emociono cada vez que repaso esta Encíclica, pues la percibo como un resumen de su pensamiento teológico.
Quiera Dios que estas páginas sirvan de acicate a muchas personas para obtener y leer las anteriores publicaciones del actual Papa. Les garantizo que su lectura les ayudará a enriquecer su conocimiento sobre Dios y la persona humana.
El Dios de la fe y el Dios de losfilósofos
Una primera idea que me llamó la atención al leer la Encíclica es la referencia al filósofo griego Aristóteles, y no para ensalzarle precisamente. El Papa reconoce la aportación de este pensador, capaz de deducir la existencia de una “potencia divina” a la que debemos amar, pero que «ella misma no necesita nada y no ama, sólo es amada»2.
Enseguida nos advierte la insuficiencia deese postulado filosófico frente al Dios bíblico, el Amor3. El Dios bíblico es amante: «El Dios único en el que cree Israel, sin embargo, ama personalmente. Su amor, además, es un amor de predilección»4.
Me parece que para Benedicto XVI es esencial distanciar el verdadero Dios, revelado por Si Mismo, del concepto divino ofrecido por la filosofía.
Los filósofos –como señala repetidamente elCardenal Ratzinger– nos presentan a Dios «como algo neutro, como un concepto supremo y definitivo, como puro ser o puro pensar, eternamente cerrado en sí mismo, sin proyección alguna hacia el hombre y hacia su pequeño mundo»; un Dios «cuya pura eternidad e inmutabilidad excluye toda relación a lo mutable y contingente»5.
Para la filosofía, Dios es el ilimitado, el espíritu absoluto, el sersubsistente, un ente que «no puede ser sentimiento ni pasión, sino solamente pura matemática de todo»6. Llegando a concluir que «el puro pensar es mayor que el amor»7.
Arrinconada esta concepción filosófica, el Cardenal Ratzinger nos recuerda como el Dios de la fe ama personalmente, es decir, es Persona amante, es Amor. Así afirma: «para la fe el hombre Dios, no sólo es pensar del pensar, eternamatemática del universo, sino agapé, potencia de amor creador»8. Después de citar una frase del Evangelio de Lucas –“Yo os digo que en el cielo será mayor la alegría por un pecador que haga penitencia que por noventa y nueve justos que no necesitan de penitencia”9–, asienta «si queremos deducir de este texto quién es Dios, diremos que es el Dios que nos sale al encuentro, el Dios antropomórfico yafilosófico. Como en muchos otros textos del Antiguo Testamento, padece y se alegra con los hombres, busca, sale al encuentro»10.
Para Benedicto XVI Dios no se puede reducir a una geometría insensible del universo, no es el Gran Arquitecto, sino el Gran Amor, con corazón, ¡es el Amante!, «con todas las extravagancias de un amante»11, «un amante con toda la pasión de un verdadero amor»12.El Cardenal Ratzinger no rechaza la filosofía, pero ve necesario superarla y subsanarla a la luz de la Revelación. Así afirmará: «el mensaje del evangelio y de la imagen cristiana de Dios corrigen la filosofía y nos hacen ver que el amor es superior al puro pensar. El pensar absoluto es un amor, no una idea insensible, sino creadora, porque es amor»13.
La imagen cristiana de Dios
La...
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