Timepo Perpetuo

Tiempo Perpetuo


Una infame sombra irrumpió entre las otras, las húmedas sombras de la noche marina, las nubes repletas de olas de viento otoñal y sueños perdidos. Esa pútrida sombra levantó su cobarde arma y perforó mi pecho descarnado. Resbalé del límite cementero de la azotea empírea hacia el abismo que culmina en la plaza inmortal de las tres culturas. Miré la faz de porcelana de labella Mercedes convencida de mi muerte eterna y comencé a recordar lo que fui antes de mi caída... “Voy cayendo... voy callando en el recóndito rincón lóbrego de la memoria... el vástago del silencio, el hijo de la represión y la censura. Un retoño de amargura, producto de un ropero viejo, nacido en el edificio enrojecido del 2 de octubre de 1968. Nací en la culminación de un movimiento social, unmovimiento que el gobierno quiso acallar con balas. Crecí en esa indiferencia de la Iglesia de Santiago y la soledad de la Plaza de las Tres Culturas... Cae la dignidad de los pueblos oprimidos y calla mi cuerpo...”
“Caigo y me parece ver al ejército registrando el departamento de Doña Sofía, la mujer que me adoptó como nieto, en el edifico Chihuahua de la unidad habitacional Nonoalco Tlatelolco”.Pero no hoy, sino hace cuarenta años, en la masacre, en el intento fallido del gobierno por callar la expresión. Veo a mi inédita madre y a sus compañeros de preparatoria escondiéndose en un ropero enorme; mientras ya peleaba para asomarme a la vida. Me miro en otro tiempo y con otra conformación. El compás recio de las botas bien lustradas de los oficiales, manchadas con la rojiza esencia de lainjusticia, revisaban cada nublada esquina, rozaban con su insensibilidad las puertas de nuestro refugio. Un oculto pujido me arrojó al mundo, sobre el susto de los jóvenes huelguistas, su revuelta se vio ensombrecida por ese segundo natal. Pensaron que lloraría, pero al sentir el asco de la intemperie abrí los ojos y el susto compactado, me llevó a callarme el dolor de haber nacido en ese lugar.Afuera, en la noche del 68 y hoy, reinan dos realidades enlazadas. La oscuridad nocturna que trata de ocultar los horrores del ejército, manipulado quien sabe por quién. La luna es testigo de la forma en que camiones de redilas y tanques guerrilleros son colmados de cuerpos inmaduros e inexpertos, rellenos de fantasmas con ilusiones amputadas. La multitud cayó, la vida calló, los principioshumanos cayeron y los medios de comunicación callaron; pero ni los juegos olímpicos silenciaron su hipócrita presencia ni los responsables de la masacre cayeron jamás.
Los militares abrieron de golpe el ropero, un rayo de luz cegó mis tiernas pupilas, pero no venció mi llanto. El soldado que revisó el lugar cegó su vista ante tanta vergüenza, la bendita vergüenza de tanta injusticia y rencor que no lepermitió denunciarnos. Corrieron las puertas del ropero y retornó la penumbra. Me observo ahí, encueradito, aún pegado a mi madre por el ombligo. Volví a dormirme por largo rato hasta que, nuevamente, se abrió la puerta de nuestro sepulcro; la luz eléctrica regresó de su viaje a la clandestinidad. Entonces, sí solté un alarido que despertó a los que me acompañaban; rápidamente Doña Sofía tomó consus manos blanquísimas mi cuerpecito moreno. Mis compañeros se fueron incorporando uno a uno; mi madre estaba al borde de la muerte. Creí que al cortar el hilo umbilical caería de hinojos ante Talos. Por fortuna, me equivoqué, sólo fue un desmayo que le sirvió para recuperarse momentáneamente del susto.
Mi madre era huérfana desde ese día, mi abuelo murió solo entre la multitud, era profesor deHistoria en la UNAM, y mi abuela murió al obsequiarle la vida a mi madre. Mi padre se perdió entre las masas, junto con mi abuelo, no lo sé de cierto y ahora que estoy ahí, no los veo. Ese día la Historia (que enseñaba mi abuelo) y la historia que vivíamos se cubrió de incertidumbre; pues, los que tenían el poder, cambiarían la Historia cuantas veces les conviniese. Doña Sofía nos adoptó a los...