tipos de metododos

 ¡No a la violencia!
Antes, cuando el fanatismo no era obligatorio para demostrar fidelidad a un club de futbol, los olimpistas íbamos a ver algunos partidos de cerro y viceversa. Inclusoconocíamos las formaciones de sus equipos y cuando el adversario era extranjero hasta queríamos que el rival de siempre triunfe, porque entendíamos que se estaban defendiendo los colores patrios. Claroque eran otras épocas, en las que todos andábamos menos nerviosos y el tiempo transcurría sin la premura actual. Olimpia todavía no había ganado ninguna libertadores y los triunfos en los clásicos serepartían equitativamente
Por supuesto que tampoco eramos santos inocentes y la rivalidad era palpable, pero no se había instalado todavía ese encono, ese peligroso odio que hoy se percibe entre loshinchas más radicales de una u otra casaca
Todos prodigándose un digno respeto mutuo y, en general, actuando con gran decoro en cada confrontación. En las gradas sonaban las banditas folclóricasinterpretando las respectivas polcas y marchas de cada club y las banderas no tenían símbolos alusivos al cannabis, Bob Marley ni AC/DC, sino simplemente indicaban a que comité de barrio o ciudadpertenecía cada grupo de aficionados que la desplegaba. Las bombas no eran chinas ni brasileñas sino luqueñas y los canticos no eran copiados de las hinchadas argentinas como los que hoy se escuchan con tantafrecuencia. Los objetos más contundentes que se lanzaban los muchachos alegremente eran naranjas previamente succionadas y alguna que otra chipa desperdiciada en un momento breve de descontrol
Peromucho más que eso no ocurría, y eran impensables los actos de patoterismo que lastimosamente hoy parecen tan asociados al espectáculo futbolístico. La ida de un jugador a otro no se tomaba comotraición y era natural que los atletas pasen de una a otra institución sin mayores traumas
Hoy estos códigos se han perdido. Se confunde la lealtad con la adhesión enfermiza a una casaca y se apuñala...