trabajador
El padre colgó el retrato arriba de la repisa de su chimenea. Cada vez que los visitantes e invitados llegaban a sucasa, les mostraba el retrato de su hijo antes de mostrar su famosa galería.
El hombre murió unos meses más tarde y se anunció una subasta para todas las pinturas que poseía. Mucha gente importante yde influencia acudió con grandes expectativas de hacerse con un famoso cuadro de la colección.
Sobre la plataforma estaba el retrato del hijo. El subastador golpeó su mazo para dar inicio a lasubasta. "Empezaremos los remates con este retrato titulado "El Hijo". ¿Quién ofrece por este retrato?" Hubo un gran silencio. Entonces una voz del fondo de la habitación gritó: "¡Queremos ver las pinturasfamosas! ¡Olvídese de ésta!" Sin embargo el subastador persistió: ¿Alguien ofrece algo por esta pintura?, ¿$100.00 dólares?, ¿$200.00 dólares?".
Otra voz gritó con enojo: "¡No venimos por éstapintura! Venimos a ver los Van Goghs, los Rembrants. ¡Vamos a las ofertas de verdad!" Pero aun así el subastador continuaba su labor: "¡El Hijo!, ¡El Hijo! ¡¿Quién se lleva "El Hijo"?!
Finalmente, una vozse oyó desde muy atrás del cuarto: "¡Yo doy diez dólares por la pintura!" Era el viejo jardinero que por muchos años había servido en la casa con el padre y el hijo. Siendo muy pobre, no podíaofrecer más.
"¡Tenemos $10 dólares!, ¡¿Quién da $20?!" gritó el subastador.
"¡Dásela por $10! ¡Muéstranos de una vez las obras maestras!", dijo otro exasperado."
"¡$10 dólares es la oferta! ¡¿Daráalguien $20?! ¿Alguien da $20?"
La multitud se estaba poniendo bien enojada. Nadie mas quería aquella pintura, "El Hijo". Querían las que representaban una valiosa inversión para sus propias colecciones.El subastador golpeó por fin el mazo: "Va una, van dos, ¡VENDIDA por $10 dólares!"
Un hombre que estaba sentado en segunda fila gritó feliz: "¡Ahora empecemos con la colección!"
El subastador soltó...
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