Un pequeño ensayo.


Sin duda alguna estos cuentos son clásicos. Algunos sumamente conocidos y otros no tanto.
Siempre son muy entretenidos y agradan mucho porque no tienenun lenguaje difícil de digerir. Traen buenos recuerdos de la infancia en su mayor parte.
Pienso que todos tienen su gran toque especial puesto que hansido transmitidos de generación en generación, perdurando a través de los años.
Particularmente me gusta mucho “El Traje del Emperador”. Siempre cautivó miatención en ocasiones pasadas y al leerlo recientemente no fue la excepción.
Me parece una vasta expresión de confianza extrema al creer ilusa e infantilmenteen la farsa de la hermosa vestidura y al mismo tiempo una representación del poderío y respeto que poseen los que ocupan los puestos altos, ya que la gentenota a simple vista que no hay vestidura y aún así nadie dice algo por ser el Emperador el protagonista de dicha situación.
Creo que por ahí viene la idea decrítica que pudo haber planteado el autor y que no mucha gente descubre, pues no analizan desde otro punto de vista el escrito.
Volviendo al lado positivoy agradable, muchos de estos emblemáticos cuentos provocan también muchas carcajadas y sonrisas en nosotros gracias a las situaciones particulares mostradasy otras, por qué no, situaciones similares a las de la vida real.
Satisfecho como siempre de un buen rato de enriquecimiento literario y contento con elcontenido de las obras. Les doy un diez de calificación, deseando también que las personas que no los han leído disfruten de tan dichosa actividad.