Una Escuela Para La Libertad

UNA ESCUELA PARA LA LIBERTAD[1]
Alba Inés Castro C.

Cada día más se diversifican los escenarios para el acto educativo. Sin duda, a esto ayudan los acelerados avances científicos, tecnológicos yde la comunicación dispuestos para que las instituciones educativas proyecten su quehacer hasta los lugares más remotos del planeta. En ese sentido, la mirada de maestros y docentes se ilumina porquehabiendo "trascendido" límites de espacio y de tiempo perciben que su acción formadora dejó de circunscribirse a las cuatro paredes del aula tradicional. Esto indudablemente, es bueno, tal vezdemasiado bueno... las nuevas generaciones se encargarán de demostrarlo.

Sin embargo, aquí y ahora, en la esfera de nuestra cotidianidad existen escenarios oscuros, casi olvidados, donde pareciera que eltiempo ha detenido su curso; donde sólo el compromiso y la voluntad de un servicio desinteresado por parte de quienes han sabido mantener el equilibrio entre lo global y lo local, se ha sembrado unabuena semilla que esperamos sea abonada, con el único propósito de contribuir a una mejor calidad de vida, cualquiera sea el lugar donde se ha de vivir.

Como ejemplo, la labor desarrollada por elequipo docente de la Facultad de Educación de la UNAB, quienes durante los sábados de junio y julio de este año compartieron sus conocimientos con un cálido grupo de profesionales reclusos en laCárcel Modelo de Bucaramanga.

Son las 7 de la mañana. El taxi me ha dejado justo al frente de una caseta desde donde un joven uniformado me pide una identificación. Le muestro el carné de docente de laUNAB, en tanto le informo que soy la profesora que va a dictar una clase a los maestros del colegio. Entro; me dice que deje el bolso ahí (señala un viejo armario al fondo de la caseta). Luego, estampados sellos en mi brazo izquierdo, mientras llama a gritos a otro guardia y le dice que debe acompañarme hasta el colegio.

Caminamos hasta una pequeña cafetería olorosa a tamal santandereano...